La nueva ley, según ha trascendido, establecerá una diferenciación entre los contenidos de las televisiones públicas y privadas. Aquellas, financiadas con dinero de todos, se verán obligadas a cumplir los compromisos de servicio público, que en la actualidad se están estudiando en Bruselas. El Ejecutivo abordará también el modelo de financiación. La idea es ir reduciendo paulatinamente la publicidad en un minuto diario, hasta que a la vuelta de 10 años los ingresos por esta vía sean nulos.
Las cadenas privadas de televisión han acusado siempre de competencia desleal a las públicas por la doble financiación. El nuevo planteamiento de reducción de tiempos publicitarios está grosso modo en línea con esa vieja reivindicación. Ahora reclamarán, se supone, la desaparición de los spots a más corto plazo. O ya, como acaba de hacer Giuseppe Tringali.
Manuel G. Carbajo (carbajo@ipmark.com)