Evidentemente está en la televisión que vemos todas las noches y en el periódico que leemos todas las mañanas, en la radio que escuchamos cada día de camino al trabajo, y en el mobiliario urbano que nos acompaña en el paseo de los domingos. Pero la publicidad, la comunicación comercial, ese afán por contar las ventajas de un producto determinado a través de una pequeña obra de arte, es protagonista también de nuestras series favoritas, de muchos libros que estudiamos, incluso de la política (no olvidemos el gran cambio vivido en Estados Unidos gracias a una gran campaña). Y es que, en la vía pública, en los recintos privados, en los hogares, hasta en una conversación telefónica, la publicidad toma forma y nos coge desprevenidos. Pasamos por un parque y nos encontramos un flashmob, cruzamos la Plaza de Oriente y nos sorprenden miles de globos, miramos al cielo y vemos una oficina colgada de un andamio. Ahora ya todo es posible. La publicidad se coló en nuestro día a día hace ya mucho tiempo y en la actualidad no tendría ningún sentido vivir sin ella, menos aún en este momento, en el que toma nuevas formas y colores y cada día se reinventa para convertirse en algo maravillosamente capaz de sorprendernos.
La publicidad es, ha sido y seguirá siendo la mejor manera de conocer los productos y servicios a nuestra disposición, de posibilitar la existencia de los medios de comunicación de los que tanto nos gusta disfrutar, de defender un cambio cultural o social, de retratar la evolución de una sociedad y de muchas otras cosas más. Incluso la publicidad sirve de archivo gráfico y audiovisual con el que conocer la historia reciente de un país, siendo fiel reflejo de los usos y haceres de cada época.
Además, por si fuera poco, se trata de una industria en constante crecimiento, que beneficia y emplea a muchos y muy distintos agentes. Supone el 2,6% del PIB y dinamiza el tejido empresarial a través del fomento de la competitividad y aporta, por tanto, al desarrollo económico de un país.
Asimismo, cabe decir que la publicidad española es un sector responsable (hasta el punto de contar con una entidad autorreguladora), solidario y comprometido (ya que trabaja de forma gratuita para causas de interés social), y, por encima de todo, cada vez más participativo. La publicidad no sólo nos encuentra, sino que la buscamos. Precisamente por eso, las campañas son cada vez más interactivas, porque ahora se dirigen a un consumidor más exigente, mejor informado, que espera encontrar en la marca un aliado, un valor añadido que aporte a su experiencia vital y nosotros, los que trabajamos en ella, no intentamos más que eso; hacer anuncios que marquen épocas, que pasen a formar parte de la simbología de una país o generación, que sean disfrutadas y recordadas por todos…
Por eso, el lenguaje publicitario ha influido de forma notable en muchas disciplinas artísticas, como el cine (valga el ejemplo de Spike Jonze o Michel Gondry, que dieron sus primeros pasos dirigiendo spots), y ha contado con la colaboración de geniales artistas (como los trabajos de Fortunato Depero para marcas como Campari); incluso ha llegado a marcar la agenda musical en las emisoras de radio. Es decir, la publicidad siempre ha estado ligada al arte, de una u otra manera, con el esfuerzo creativo como gran vínculo de unión.
En nuestro caso, el de la publicidad española, podemos además sentirnos orgullosos de contar con un elevado prestigio internacional, no sólo traducido en premios, sino también en la confianza depositada por importantes empresas de todo el mundo. Cada vez más multinacionales confían a las agencias de aquí su marca para el lanzamiento de grandes campañas que serán vistas en decenas de países, consolidando aún más España como marca y su tejido empresarial.
Por este sinfín de razones, todos esos agentes que antes mencionaba nos queremos implicar en que la publicidad sea apreciada y vista como la aportación que es, que sea valorada de forma justa, que no se perciba como un escollo, sino como un peldaño fundamental en la escalera de la evolución de nuestra sociedad. Todos a una queremos defender un mundo lleno de posibilidades, la promesa de un momento de alegría, en esta plataforma que grita un sí rotundo a la publicidad. ¡Publicidad, sí!
(*) Carlos Martínez-Cabrera, presidente de la AEACP.