La buena publicidad marcó la tónica en una edición de Cannes en la que predominó la corrección y en la que se echó de menos algo más de riesgo.Este año el Festival no ha sido el punto de partida de nuevas tendencias ni el escenario para polémicas. Salvo la actuación de David Lubars al frente del jurado de los Titanium, nada fue protestado.
Esta calma chicha se tradujo en un palmarés escaso en oros y platas y generoso en bronces.