Seguimos hablando de transformación digital, cuando en realidad desde la entrada del primer ordenador personal en la empresa a principios de los 70 estamos adaptándonos digitalmente, si bien en estos últimos 20 años la velocidad en procesamiento y en miniaturización ha creado un antes y un después, obligando tanto a empresas como a individuos a convertir esa adaptación en transformación.
La movilidad ha sido una de las puntas de lanza que ha obligado a reconvertir estrategias y formas de llegar a un consumidor que consume contenidos y servicios las 24 horas del día desde una sola pantalla.
Toda esta transformación digital no solo obliga a las empresas a combinar o invertir en tecnologías o plataformas, si no que es un cambio que afecta al modo de pensamiento de la propia empresa, donde los equipos y el talento tienen que adaptarse a nuevas formas de trabajo, reinventando así todos sus modelos productivos, tanto operativos, comunicación, gestión o atención al cliente.
Hemos pasado de conceptos industriales como la industria 3.0, donde la automatización había cambiado todo el paisaje en las empresas, a 4.0 con infraestructuras más inteligentes. Ahora pasamos a la Industria X.0, un concepto más holístico que engloba a todo tipo de empresa y organización y que describe una transformación, si cabe, más disruptiva, donde el cambio que el 5G va a representar en cuanto a velocidad de data y proceso va a ser clave, impactando tanto en la sensorización de coches conectados, ciudades, infraestructuras, fabricación, productos, así como lo que la inteligencia artificial puede representar en cuanto a la comunicación de la máquina-hombre y el impacto en el marketing y la comunicación tanto en medición como en la entrega de una data mucho más personalizada y transparente.
La constante transformación digital exige, tanto a empresas como a profesionales, tener en cuenta los siguientes aspectos:
• El negocio tiene que ser digital. El mundo se comunica digitalmente y la empresa tiene que tener en el ADN de su negocio este concepto como parte de su estrategia. Toda su cadena de valor tiene que contemplar la digitalización, impulsando así su eficiencia y construyendo un mapa tecnológico donde la información esté integrada y sincronizada.
• Conocer al cliente y cómo se relaciona con la marca a través del análisis de todos los puntos de contacto, con tecnología que proporcione de forma integrada un mapa de experiencia y relación, desarrollando así experiencias personalizadas.
• La innovación también es experimentación. Creación de “think tanks” de experimentación donde la tecnología sirva de herramienta para proveer un producto o servicio más adhoc a las demandas del cliente, así como para generar nuevos modelos de negocio que sean valores diferenciadores para sus clientes y grupos de interés.
• El primer implementador y suscriptor es el talento interno. Es clave que toda la organización forme parte de la digitalización del negocio. Las empresas adaptadas atraen, forman y retienen el talento, impulsando la colaboración y la experimentación dentro de sus organizaciones. Se establecen nuevos modelos de trabajo donde los equipos diversos colaboran entre sí, tanto en el aprendizaje como en la puesta en marcha de proyectos orientados a la eficiencia y la consecución de los objetivos de negocio.
• Ecosistemas líquidos. Matrices de relaciones donde tanto proveedores, como start-ups o clientes forman parte del ecosistema de la empresa, creándose nuevos modelos de negocio donde la tecnología digital es protagonista.
La adopción y combinación inteligente de la tecnología digital en la empresa es clave si se quiere competir en un mundo que está conectado permanentemente, donde el consumidor exige cada vez más inmediatez en su relación con la marca, personalización real y respuesta contextualizada.
Carmen López Muñoz, presidenta de la Marketing Mobile Association España (MMA Spain).