La globalización es lo que tiene, que unifica por abajo a todo el mundo, catalogándoles como implementadores de las ideas que se tienen en otro sitio: en donde se piensa.
Pero los tiempos cambian, las crisis remueven cimientos y ahora resulta que nuestros mejores pensadores no necesariamente trabajan aquí, sino que inventan desde cualquiera de los centros del thinking mundial.
¿Ha llegado el momento de pensar globalmente, desde aquí?
Hace años que llevo defendiendo esta postura.
Las agencias españolas de publicidad, y las de salud en particular, están generalmente más capacitadas en términos de creatividad y estrategia que la inmensa mayoría de nuestros competidores. Si nos proponemos que las campañas hechas aquí se adopten internacionalmente, tenemos muchísimas posibilidades de éxito.
Ya sé que en la práctica es más difícil que sobre el papel, y que los clientes internacionales tienen también sus preferencias y sus tics, pero como declaración de principios, me resisto a quedarme sólo como mera implementadora de lo que otros idean. De hecho, hay muchos que están aplicando lo que aquí hemos creado, al menos en mi campo, al menos en lo que a mi agencia respecta.
Think global, act global. Faltaría más.