Puede decirse que si bien el nombre de Tandem ya ha desaparecido de la marca de la agencia, se mantiene plenamente vigente en el espíritu y la forma de trabajar, junto al de Bernbach, cuyas frases están presentes en las puertas de cristal y las paredes de la oficina. “Las reglas son lo que rompe un artista. Lo memorable nunca surge de una fórmula”, pone en el despacho donde hablamos. “Aquí la gente respira Bernbach, está presente en todos los sentidos y orientación creativa”.
IPMARK.- ¿Queda algo actualmente de aquel Tandem de los setenta?
Juan Campmany.- Hoy, más que nunca, está plenamente vigente la forma de trabajar: potenciar al máximo la creatividad y el marketing, entender la problemática de la empresa y el producto para el que trabajamos. Mi gran aprendizaje publicitario fue en MMLB, donde me di cuenta que la creatividad era lo que podía hacer rentable y eficaz una campaña. Pero también fui viendo que nos estábamos dejando algo, nos habíamos ido del lado del marketing puro a la creatividad pura. Me entró la inquietud de estar en el centro, tratar de ser muy creativo y al tiempo basarnos en un planteamiento de marketing muy sólido. Creo que si la publicidad no hace pensar al consumidor, has tirado el dinero.
IP.- ¿Fue esa idea la base de Tandem?
J.C.- Comenté mis inquietudes a un amigo mío, Toni Guasch, y me dijo que estaría conmigo en lo que hiciera. Yo quería montar una agencia y él, sin pensarlo, cogió un avión y se vino a Barcelona. Así montamos Tandem, con una mano delante y otra detrás, sin clientes ni contactos. Al cabo de 10 días nos llamaron del BB (hoy BBVA) y nos dieron una cuenta; luego Solís nos dio Friskis, después nos llamó Sanyo