En estos días se habla mucho de la posible reducción del espacio publicitario de RTVE y de la postura que las televisiones representadas en Uteca están tomando al respecto. La llegada de Cuatro y La Sexta completó un panorama de emisiones abiertas que aumentó la lucha por la cuota de inversión publicitaria entre ellas, dando lugar a nuevas tensiones y ejercicios presupuestarios.
Según los socios de Uteca, la famosa tarta no da para tantas raciones y nos dicen que tienen hambre, que producir es caro y que los ingresos son escasos. Este punto, que por sí solo se merecería un libro, podemos tratarlo en otro momento, pues me gustaría centrar el tiro en la clasificación jurídica y social que, en España, tiene la televisión.
Mientras que para los miembros de Uteca, la TV es un negocio privado regido por las leyes del mercado; para nuestra Administración, la TV es un servicio público, cuya explotación y desarrollo se confía, con carácter temporal, a empresas privadas que asumen la prestación de ese servicio público en nombre del Estado, ya que este no puede completar por sí solo ese servicio. Las concesiones se basan en ese precepto básico, no en la apertura de los espacios tecnológicos a una mera iniciativa privada que busca hacer negocio sobre la base de la actividad informativa o de entretenimiento. La diferencia es sustancial, pero olvidada.
En cuanto a la publicidad, me gustaría comentar mi particular asombro cuando compruebo, una vez más, que no es considerada por nadie como parte de ese servicio público, cuando es un tema del que se podría hablar largo y tendido. ¿Cómo ayuda la publicidad en TV al desarrollo empresarial? ¿Cuántos puestos de trabajo dependen de que las empresas consigan ventas a través de la publicidad en TV? ¿Qué peso tienen en la economía la publicidad en TV? ¿Pueden las empresas sobrevivir sin la publicidad en TV?
Sinceramente, soy uno de esos pocos convencidos que piensan que la publicidad tiene un papel dinamizador en la actividad económica general y que los medios públicos pueden y deben desarrollar su actividad teniendo eso en cuenta.
Quizás sean cosas de la edad, pero uno, que va siendo abuelote, recuerda algunas empresas que, en el ámbito de influencia de Telemadrid, crecieron, se desarrollaron y crearon puestos de trabajo gracias al empujón que les supuso poder hacer publicidad en esa cadena.
(*) Juan Manuel Beltrán es director de compra en Mediacom.