El último trimestre del año va a ser pródigo en emociones. Las elecciones generales, la economía griega, los planes de contención de las administraciones públicas… En un panorama tan poco tranquilizador la previsión de los regalos navideños parece una frivolidad. Sin embargo, el sector dedicado a este tipo de obsequios está sufriendo con crudeza los embates de la crisis.
En 2010, según Infoadex, fueron 125 millones de euros los invertidos en regalo promocional y de empresa. Esa cifra representó una caída del 30% respecto a 2009. No obstante, las empresas proveedoras (empresas de alimentación, especialistas en cestas de navidad, regalos, etc) inventaron nuevas fórmulas que impidieron una hecatombe total.
El año pasado muchas compañías redujeron el número de regalos, mientras que otras minorizaron el gasto con obsequios más modestos. Otras aprovecharon para alejarse de las fórmulas clásicas como la cesta de navidad o las cajas de vinos y espumosos para apostar por obsequios más personalizados, tecnológicos o por el regalo de experiencias: estancias en balnearios, viajes, escapadas, rutas gastronómicas, etc.
Sea como sea, el perfil del regalo navideño va cambiando. Una opción que avanza es el obsequio tecnológico (smartphones, Usb-s, fundas para tablets….), que ya suma un porcentaje relevante dentro esos 125 millones de euros invertidos en regalo promocional. A pesar de ello, los regalos clásicos mantienen su cuota. Empresas como Ediciones Deusto, especializada desde hace cinco años en regalo corporativo y promocional, manifiestan que, si bien aumenta la demanda de regalos tecnológicos, el comodín de la agenda tradicional sigue funcionando perfectamente a pesar de la competencia.