Este es el caso que me ocupa, la relectura de La opinión de los lectores de IPMARK correspondiente al número de la primera quincena de junio: “¿Está de acuerdo con la concesión del Sol de Platino a Pastillas contra el dolor ajeno, de Germinal Comunicación, en la última edición del SOL?”
La tercera respuesta “No. Las campañas de servicios públicos no deben optar a los GP” fue la más participada con un 57% de lectores.
Y, aunque tarde, me uno a quienes votaron esta opción.
Mi argumento es la emoción.
En octubre del año 2009 escribía en esta misma columna:
“Y, también, una ocasión más para recordar que la Unique Selling Proposition de Roser Reeves, ‘el herrero’ de Madison Avenue, ha evolucionado a Emotional Selling Proposition.
“La emoción no es un mero componente de la estrategia del que se pueda prescindir presumiendo encontrar eficacia. Tampoco la emoción debe relegarse a mero ingrediente de la historia de venta.
“La emoción implica la persona.”
Permítanme decir una perogrullada: en la decisión de compra de un producto, la emoción vertida en un mensaje publicitario alcanzará un grado influencia mayor o menos dependiendo del grado de implicación, alta o baja, que afecte al consumidor.
En las campañas de corte social, humanitario y, o, servicios públicos la emoción es un factor decisivo para incitar al público a la acción… y al creativo le proporciona la oportunidad de pensar en ideas menos limitadas por la estrategia mercadotécnica del anunciante. La emoción y el hecho de no existir ánimo de lucro comercial.
Por tanto, es justo que este tipo de campañas tenga su propio espacio en los GP para ser juzgadas sin crear un precedente negativo como supone saltarse las normas por quienes han merecido la confianza de ser nombrados jurados imparciales.
Me temo que El Sol se ha pegado un tiro en su propio pie.
Un tema para dedicarle tiempo de reflexión en estas vacaciones.
Eduardo Oejo es asesor de Comunicación Visual.