Nissan ha confirmado la salida de su CEO, Makoto Uchida, una medida que ya venía siendo anticipada desde que Honda manifestó su interés en retomar las conversaciones para una posible fusión. El cambio en la cúpula ejecutiva llega en un momento crítico para la automotriz japonesa, que enfrenta serios problemas de liquidez que amenazan con llevarla a la bancarrota si no consigue un inversor.
A partir del 1 de abril, Uchida será reemplazado por Iván Espinosa, quien hasta ahora se desempeñaba como director de planificación en la empresa. Espinosa asumirá el cargo con el objetivo de cumplir con los desafíos inmediatos de la compañía, mientras posiciona a Nissan para un crecimiento a largo plazo. Uchida, por su parte, mantendrá su cargo de consejero hasta la junta general anual de accionistas prevista para junio.
Urgente reestructuración empresarial
El cambio de liderazgo fue discutido en una reunión urgente de la junta directiva de Nissan, que analizó la revisión del plan de reestructuración de la empresa y posibles ajustes en su alta dirección. La jornada de trabajo siguió a un encuentro previo con el comité de auditorías, donde se deliberó la velocidad del proceso de reactivación impulsado por Uchida, en un intento de frenar la caída de la empresa.
Desde principios de marzo, circulaban rumores sobre la necesidad de una reestructuración más profunda que incluiría la eliminación de un 20% de los altos directivos de la compañía. Por ello, además de la salida de Uchida, Nissan ha revelado otros cambios clave en su equipo ejecutivo, buscando fortalecer su rendimiento global y optimizar su estructura interna. Entre los nombramientos más destacados se encuentran Eiichi Akashi, quien será el nuevo director de tecnología, y Teiji Hirata, quien asumirá el cargo de director de Monozukuri (CMZO) y director ejecutivo.
Un ciclo de seis años marcado por la crisis
Uchida asumió la presidencia de Nissan en 2019, en medio de la crisis generada por el arresto del expresidente Carlos Ghosn. Su mandato estuvo marcado por una profunda reestructuración interna, pero la empresa no logró estabilizar sus finanzas. En el período comprendido entre abril y diciembre de 2024, Nissan sufrió una caída del 98,4% en su beneficio neto y sus acciones fueron rebajadas a «bono basura» por las agencias de calificación crediticia debido al riesgo de impago.
