Por qué es potencialmente tan atractivo este nuevo canal al que ya muchos denominan marketing móvil? En primer lugar porque sus niveles de penetración son infinitamente superiores al de cualquier otro de esta índole. Sólo en el caso de España hablamos de una implantación por encima del 80% de la población total (dándose además la curiosa circunstancia de que hay ya más teléfonos móviles que ciudadanos). Además, esta ingente masa de ciudadanos se ha habituado al uso del móvil en todo momento: trabajo, domicilio particular, viajes…
Por otro lado, se esté donde se esté, un SMS siempre llega (y rápidamente) a su destinatario final. Incluso si el terminal está en ese momento apagado lo recibe al encenderlo. Un móvil funciona en un tren o en un coche, donde la televisión, por poner un ejemplo, no puede verse. Además, dado el carácter personal del teléfono celular, el efecto que causa recibir un SMS es de intriga e incluso de interés si procede de alguien conocido, a lo que hay que añadir el elevado grado de atención con que se lee su breve contenido, una concentración mental que no se advierte en otros soportes publicitarios.
Basándose en estas ventajas, durante los últimos años se han puesto en marcha distintas experiencias de marketing móvil, en general con resultados más que prometedores. No obstante, en algunas de ellas aparecen determinadas deficiencias que, a mi juicio, es necesario atajar de raíz, si no queremos cercenar la eficacia de este nuevo canal. Yo destacaría cuatro fundamentales: