Ya ha pasado la Superbowl, el trofeo de las seis naciones y estamos a punto de llegar al final de la Champions League. Deporte y entretenimiento para las masas. Y ahí, en medio de tantas pasiones y de share televisivo, se intentan colar las marcas con sus mensajes en los anuncios más caros del año. Repasar esas emisiones es casi tan fascinante como los partidos que las preceden. Una reflexión de Juan Mezo, director de Valores & Marketing.
Siempre he pensado que los anuncios son un arma muy potente para comunicar mensajes, y si esos mensajes tienen valores, conciencia, pueden generar una corriente muy positiva para cambiar actitudes y comportamientos. Para eso hacía falta que las marcas se atrevieran y algunas están por la labor. Este año, antes de la Superbowl, Gillete, marca masculina donde las haya, ha lanzado una nueva campaña proponiendo una nueva masculinidad. Y Kia ha optado por evitar contratar personajes famosos para destinar el importe que hubiera supuesto a donar becas al talento para cursar estudios en las universidades americanas a los grandes desconocidos.
Para el trofeo de las seis naciones Guinness ha lanzado una campaña ofreciendo H20 como si fuera la mejor cerveza del mundo para decirnos que bebamos con moderación. Las nuevas generaciones X, Y , Z ya no se conforman con las marcas de siempre, vendiendo lo de siempre. Las nuevas generaciones, como dicen todos los estudios, piden que las marcas tengan propósito y se comprometan con la mejora de la sociedad. Algunas marcas se están aplicando en ello a pesar de que eso implica arriesgar y no contentar a todos los públicos, pero habrá que empezar a mojarse.
Eso sí, no basta con un buen anuncio notorio, detrás tiene que haber propuestas consistentes que lo avalen, hacia dentro de la empresa y hacia afuera. Si no quedará en un intento sin mas que no habrá servido ni a la marca ni a la sociedad, que es de lo que se trata. ¿Veremos alguna marca europea atrevida en la final de la Champions League?