El primer punto en cuestión se refiere a que los menores ven más televisión de lo que deberían. Se concentran frente a las pantallas, sobre todo los niños entre 8 y 14 años, en horario vespertino (entre las 17 y las 20 horas) y, fundamentalmente, en horario de noche (entren las 20 y 24 horas).
Entre los puntos a destacar, los niños en la programación infantil se presentan como independientes en su infancia, como si fueran autosuficientes; así aparecen en series como Little Einsteins, Pocoyó o Juan y Tolola. El menor a veces se utiliza como una excusa para poner de relieve los puntos de vista de los mayores (ejemplo Los Simpsons, Padre de Familia o American Dad). Se muestra a los niños pequeños como si vivieran en una preadolescencia, porque se les implica en las decisiones de sus hermanos mayores (ejemplo, en Los Serrano). La violencia se remarca en exceso en las series japonesas (Bola de dragón o Naruto).
Además se trivializan asuntos claves en la etapa de adolescencia como las relaciones sexuales o el consumo de drogas (Física o Química o HKM). También la imagen que se ofrece de los adolescentes es demasiado narcisista. Como aspecto positivo, el estudio incide en la necesidad de mostrar una buena interacción entre niños pequeños y adultos (como ocurre en La Familia Patata, Miss Spider, Cuéntame, Yo soy Bea o Águila Roja).