Los consumidores, intimidados por una crisis descontrolada

Los últimos datos del Índice de Comportamiento del Consumidor de Millward Brown ya eran muy negativos pero ahora se suma

Los últimos datos del Índice de Comportamiento del Consumidor de Millward Brown ya eran muy negativos pero ahora se suma un clima de intimidación. Los consumidores perciben la situación económica como muy mala y además temen que la crisis avance sin control sobre Europa y España. A la sensación de riesgo personal, relacionada esencialmente a la pérdida del empleo, se superpone la idea de que todo el sistema puede tambalearse.

Paralizados

El porcentaje de españoles que opina que este es un momento en el que hay que evitar los riesgos económicos es ya del 62,2%, el mayor registro desde 2008 ( este indicador se ha ido moviendo en una franja comprendida entre el 40% y el 50%).

Igualmente se derrumba la idea de que este es un momento de oportunidades para invertir si se tiene dinero. Tan sólo un 28,3% lo cree, cuando lo habitual es que la cifra estuviera en torno al 40%. Es tal la sensación de incertidumbre que domina la sensación de que ni siquiera teniendo dinero se pueden hacer negocios. Las oportunidades han dejado de serlo.

Este temor se traduce también en un repunte de las marcas blancas. El 52,6% de los consumidores considera que es mejor comprar marcas de la distribución porque son baratas y ofrecen garantías, frente al 18,7% que opina que es mejor adquirir marcas de fabricante. También crece el número de personas (24,3%) que prefiere probar entre varias marcas, dato que pone de manifiesto el debilitamiento de la lealtad con las marcas y el reforzamiento del precio como factor decisivo en el proceso de compra.

Relajamiento en gastos puntuales moderados

Ya son más de tres años de crisis y los consumidores comienzan a mostrar síntomas de agotamiento. En general controlan mucho más todos sus gastos pero el miedo a los compromisos económicos a largo plazo se compensa con un cierto relajamiento puntual. Así, el control se relaja en los gastos de consumo diario o cotidiano (alimentación, droguería, ropa y complementos, productos de belleza…) y ocio. Por el contrario se recrudece la contención en la compra de automóviles, inmuebles, productos financieros, mobiliario, etc.