Allí estaban, el 2 de octubre, un grupo de ministros, los grandes capitostes de los medios de comunicación, sindicatos, periodistas y representantes de organizaciones profesionales, en número de 400, para escuchar el llamamiento de monsieur le president .
La convocatoria era para que se pongan de acuerdo en los cambios a ejecutar rápidamente a fin de que la prensa escrita salga de las “dificultades inaceptables que acarrea desde hace treinta años”. El camino: concentración de empresas, reducción de costes, una distribución más racional, solidez financiera, etc.
Bravo, Monsieur le President. Su Gobierno dedica cada año cerca de mil millones de euros a la prensa y debe ser el primero en preguntarse sobre la eficacia de estas ayudas públicas.
El hecho es insólito, o al menos así me lo parece. Que un jefe de estado baje a la arena y se comprometa con un sector invitándole a buscar soluciones a sus problemas es, además de insólito, ejemplar.
Sin embargo, en una cosa ha fallado el presidente Sarkozy en su diagnóstico: apuntar a los periódicos gratuitos como una de las causas de los males que aquejen a la prensa de su país.
He tenido ocasión de hablar estos días, junto con otros miembros de la AEEPP, con un grupo de trabajo que se ha desplazado a España para estudiar la situación de la prensa en nuestro país y le he advertido de tal error. La prensa gratuita no es la causa de los males que aquejan a la prensa de pago a un lado y otro de los Pirineos. No se equivoque en esto, monsieur le president. Por lo demás, mis felicitaciones.