De acuerdo con los datos que arroja la consulta, realizada el pasado mes de febrero entre 315 personas, el 57% de los consumidores españoles consideran que la marca de fabricante tiene una mayor calidad pero el 41% restante piensa que son similares. Sólo un 2% opina que las marcas blancas son mejores que las de fabricante.
Como es sabido, la crisis está motivando un cambio en los comportamientos de compra de los consumidores y, según un estudio reciente de la Universidad Complutense de Madrid, las marcas de distribuidor permiten ahorrar entre un 18 y un 42% sobre las llamadas primeras marcas.
Carlos Becker, director general de Instituto Apolda, señala que “el factor económico es determinante en la decisión de compra de las familias independientemente de su nivel de renta. Tradicionalmente, los productos de fabricante venían apoyados por un valor de marca consecuencia, entre otros factores, de su inversión en I+D y publicidad. Este valor de marca prevalecía como un factor determinante a la hora de manifestar las preferencias en la compra. En los últimos años, la marca del distribuidor o marca blanca, ha ido tomando forma y ganando valor de marca siguiendo estrategias diversas de comunicación y apoyadas, especialmente, en la imagen asociada a la propia cadena de distribución. Todo ello nos lleva a una situación compleja en la que la supervivencia de las marcas (independientemente de su origen) pasa por dotar de contenido a su imagen diferenciándolas de su competencia. Estas herramientas que normalmente se concentraban en la comunicación publicitaria tienen hoy día un segundo eje en las propias cadenas de distribución y, en este sentido, la marca blanca parte con ventaja y obligará al fabricante a optimizar todas sus actuaciones si no quiere verse superado por su propio canal de distribución”.