Vivimos en un contexto de inflación informativa donde la viralización de fake news o, con ayuda de la IA, las deep fake news hiperrealistas, constituyen una amenaza real para nuestras democracias con capacidad de generar una crisis de credibilidad descrita con neologismos como “infodemia”.
El referéndum del Brexit en 2016, con una campaña masiva de desinformación orquestada a través de redes sociales, fue un toque de atención mundial: la verdad debe importarnos y descuidarla puede tener consecuencias catastróficas para nuestras sociedades. La mentira es un disolvente de los lazos sociales. La mentira masiva, una termita que puede destruirnos. Y es cierto que no pocas cosas cambiaron a partir de este hito negativo. La ciudadanía occidental elevó su nivel de exigencia a la hora de consumir noticias, desconfió más de aquellos medios que no ofrecieran garantías y demandó más medidas de protección frente a este tipo de infoxicación deliberada. Las miradas se dirigieron a quienes habían sido, tradicionalmente, los guardianes de la verdad: los periodistas profesionales, esos gate keepers (porteros) cuyo trabajo consiste no solo en informar, sino en filtrar, es decir, en no dejar pasar a intrusos sospechosos y no identificados (falsedades).
El referéndum del Brexit en 2016, con una campaña masiva de desinformación orquestada a través de redes sociales, fue un toque de atención mundial: la verdad debe importarnos y descuidarla puede tener consecuencias catastróficas para nuestras sociedades
Sobre todo, empezamos a tomarnos en serio que el medio forma parte del mensaje, pues la confianza en el canal conlleva un pacto implícito entre el emisor y receptor equivalente a un sello de calidad, a un aval, que dice “hemos hecho nuestro trabajo, hemos verificado esta información y te la puedes creer”. El último muro de contención frente a la información falsa está, por tanto, en los medios profesionales. Entre ellos, la televisión en abierto y gratuito -el más consumido de todos- emerge como la principal barrera inmunitaria frente a la desinformación de una sociedad definitivamente preocupada por la veracidad.
La percepción sobre la Televisión en abierto
El Barómetro 2023 de UTECA sobre ‘La percepción de la sociedad sobre la Televisión en Abierto’, realizado en colaboración con Dos30 y Sigma Dos, con una muestra de 1.226 personas mayores de 28 años, fue presentado en el último trimestre de 2023 con el presidente de UTECA, Eduardo Olano. Según este estudio, el 50,1% de los españoles prefiere la televisión gratuita a la hora de buscar noticias veraces, creíbles y contrastadas. Le siguen la Prensa online y en papel (48.8%) y la radio (32%). Las últimas posiciones son ocupadas, precisamente, por las redes sociales (19.6%) y las plataformas de intercambio de vídeo (5.3%). Es lógico que sea la televisión la más frecuentada para informarse, pues es el medio más accesible y, por tanto, el más consumido.
Suele afirmarse que los jóvenes están emigrando de la televisión en abierto, atraídos por canales digitales. Es verdad solo en parte: para ellos, la televisión también ofrece más garantías de veracidad. Así, según el estudio, el 49.4% de los jóvenes entre los 18 y los 34 años eligen como primera opción la televisión cuando buscan que la noticia sea lo más veraz posible, creíble y que se haya contrastado, seguida de la prensa (46%), ambos por delante de las redes sociales (29.2%).
Cuando la ciudadanía quiere un contenido de la noticia seguro y de confianza, para poder verlo solo o en familia, la televisión en abierto se consolida como primera opción para el 58.1%, de nuevo seguida por la prensa (42.8%) y la radio (27.3%). Las redes sociales (16,2%) y las plataformas de intercambio de vídeo (7%) ocupan las últimas posiciones.
La televisión en abierto es, asimismo, la primera opción para informarse a diario para un 67.2%, siendo la prensa online y de papel la segunda opción (45.2%), con las redes sociales en tercera posición (37.4%). Pero, ante un ante un acontecimiento extraordinario, de esos que elevan nuestras alertas y nos hacen exigir veracidad, los españoles optan incluso más por informarse a través de la Televisión (71.5%), seguida de la prensa (41.9%). ¿Los motivos? Están claros: un 85.4% de la población prefiere la televisión, la prensa y la radio para informarse frente a las redes sociales porque cuentan con equipos profesionales de periodistas.
Un 85.4% de la población prefiere la televisión, la prensa y la radio para informarse frente a las redes sociales porque cuentan con equipos profesionales de periodistas
No es solo la veracidad lo que está en juego. También el control del tipo de contenidos que se emite, algo que es motivo de creciente preocupación de unos padres que ven cómo sus hijos están expuestos, a través de sus smartphones, a cualquier tipo de información o de imágenes. En este sentido, la televisión (66%) se sitúa a la cabeza como el canal en el que más confían los padres y madres con hijos menores para que sus hijos lo consuman solos porque sus contenidos están más controlados. Le sigue la radio (26.2%). Las redes sociales (8,5%) generan la mayor desconfianza entre los progenitores. En cuanto a los valores asociados a la televisión gratuita, un 93.4% considera que es un bien de interés general, el porcentaje más alto de la serie histórica. Además, 8 de cada 10 españoles están de acuerdo en que cumple una función de cohesión social, al ser accesible para todos los públicos. Para un 72.8% es su modelo de televisión principal, frente a 27.2%, que cita la televisión de pago.
Parafraseando el título de una famosa novela, convertida en una laureada película protagonizada por Elizabeth Taylor, podríamos hoy preguntarnos… ¿Quién teme a la televisión? Nadie. Al contrario, la buscamos y la necesitamos, porque, como incidió el presidente de UTECA, es hoy sinónimo de responsabilidad informativa y compromiso con la verdad.