Según un estudio publicado por el Real Instituto Elcano y basado en los datos del informe Reputation Institute, la marca España habría perdido la mitad de su valor en los mercados debido a la evolución de las agencias de rating como Moody’s, Fitch y Standard & Poor’s.
Sin embargo, el estudio se cuestiona hasta qué punto esos resultados se basan en hechos palpables o en un efecto contagio de la etiqueta PIIGS.
El hecho constatable es que la percepción de España en el mundo ha empeorado, aunque mucho menos que la de Grecia. Sin embargo el deterioro es similar al sufrido por Irlanda y Portugal, países que han tenido que ser rescatados por la UE.
Según el Reputation Institute, España obtiene 64 puntos sobre 100, ocupando el puesto 18º dentro de un ranquin de 54 países. Es prácticamente la misma puntuación que obtiene Italia ( 16º), y que Irlanda (19º). A continuación se coloca Portugal, con seis puntos menos que España, en la 21ª posición. Grecia, a su vez, ocupa la 23ª plaza.
Por tanto España saca unos cuentos cuerpos a Grecia, al tiempo que se mueve, junto a Italia, en el entorno de países europeos como Francia (20º puesto) y el Reino Unido (17º).
De acuerdo con el estudio, ninguna de las grandes potencias europeas figura entre los 10 países con mejor reputación: Alemania ocupa la 12ª plaza. Son las potencias “medias”, como Canadá (número 1) y Suecia (número 2) las que gozan de una mejor reputación.
Así mismo, el estudio se refiere a los “países grandes con reputación pequeña”, como China, Rusia y Arabia Saudí, situados entre los últimos diez del ranquin. Estados Unidos, a su vez, ocupa el puesto 25º.
El informe concluye que el “descalabro” sufrido por la marca España se ha agudizado especialmente este año. Entre 2009 y 2011 sólo perdió dos puntos en el ranquin. En este sentido, los autores del estudio se preguntan qué ha podido suceder para que no siendo un país con los problemas de Portugal, Irlanda y Grecia, España haya visto menguada su reputación. En su opinión la etiqueta PIGS es parte del problema, habiéndose convertido en “una profecía que se cumple así misma”.
No obstante, el estudio indica que los malos resultados deben mirarse en perspectiva y destaca que la caída en la valoración de España es la mitad de la de Grecia y que se produce en un contexto general de deterioro de la mayoría de los países desarrollados, que contrasta con la reputación creciente de los países emergentes, con la excepción de China.