Innovación en todas las intervenciones. En la ponencia de Mauricio Lévy, en la de Alfonso Rodés, en la intervención a dúo de Félix Muñoz y José María Casero, en el panorama digital que presentó Stephan Beringer y en la conferencia de Maurizio Carlotti. Hasta en el discurso de clausura del alcalde Ruíz Gallardón, quien presentó a Madrid como sujeto y objeto publicitario. No es que fuera rabiosamente nuevo lo dicho en este foro, pero viene a confirmar lo expresado en otras circunstancias y tribunas durante los últimos años.
Los cambios afectan a todas las partes que intervienen en el proceso. De abajo a arriba y de arriba a bajo, en un juego de interacciones. Desde el consumidor, convertido en déspota ilustrado, como lo definió el presidente y ceo del Grupo Publicis, a los medios, las agencias y los anunciantes. El futuro no ha hecho más que empezar, pero ya se atisban los nuevos caminos. Será digital. Y la sociedad será a la par digital y en movimiento. La posibilidad, por parte del consumidor, de generar soportes y convertirse él mismo en soporte se presenta como algo inaudito hasta ahora.
Hay, sin embargo, un elemento que para todos, de una u otra manera, será permanente entre tanto cambio: las marcas. Continuarán siendo el punto de referencia en el futuro, la garantía inamovible, que nucleará la comunicación en la forma y por la vía que sea. En esto hoy por hoy, todos parecen estar de acuerdo.
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