Los datos invitan al optimismo, a pensar en un país tecnológicamente más desarrollado a corto y medio plazo. Esta es al menos una de las conclusiones que deja el informe ‘Worldwide ICT Spending Guide: Enterprise and SMB by Industry’, elaborado por International Data Corporation (IDC). Según el documento, las empresas españolas dedicarán este curso más de sesenta y cuatro mil millones de dólares a invertir en Tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC), una cifra que además crecerá un quince por ciento en los próximos tres años.
La previsión señala un incremento constante de este tipo de gastos hasta 2026. Ahora bien, en este sentido conviene recordar que la tasa de crecimiento anual compuesta (CAGR) seguirá estando siete décimas por debajo del promedio europeo, que se sitúa en torno al 5,4%. Ni siquiera el contexto desfavorable que viene dejando la subida generalizada de los precios por culpa de la guerra entre Ucrania y Rusia está frenando la apuesta que el tejido empresarial español sigue haciendo por las TIC.
Los números que recoge el informe dejan claro que el Producto Interior Bruto (PIB) de España habrá aumentado al cierre de este ejercicio un 1,5% interanual. Se trata de una cifra que puede parecer insuficiente, pero que está por encima del 0,6% que marca el promedio continental, lo que evidencia que el país resiste a las embestidas del clima económico que sufre Europa en estos momentos.
Una de las razones que explican esta buena disposición frente al panorama adverso es sin duda el hecho de que España se haya convertido en uno de los principales beneficiarios de los fondos económicos Next Generation. En concreto, la modernización de la economía española bebe directamente de los 140 mil millones de euros que les fueron asignados a través del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia y que estarán activos hasta 2026.
Aunque las partidas presupuestarias dirigidas a las TIC seguirán viéndose condicionadas por la subida de los precios que ha tenido lugar en esta primera curva del año, existen algunos indicios especialmente prometedores: según el Instituto Nacional de Estadística, el Índice de Precios al Consumo (IPC) no llegó a las cifras catastróficas que se preveían para el pasado mes de marzo. En este sentido, desde IDC aseguran que el segundo semestre del año llega marcado por la esperanza de encontrar un escenario más benévolo, con un incipiente abaratamiento de la electricidad y los combustibles, dos variables que son fundamentales para reforzar el plano tecnológico.
Al calor de esta última idea crece por ejemplo el gasto en inteligencia artificial y en sistemas de ciberseguridad que se está dando en los últimos años. La llegada de las IA ha supuesto un cambio de paradigma, ha orientado el modelo productivo hacia tecnologías capaces de reducir costes y tiempo, de asumir rendimientos más elevados en procesos menos laboriosos. Se trata, en definitiva, de una manera de optimizar recursos propios y de mejorar la experiencia de los clientes. Esto, traducido en cifras, plantea una inversión en softwares de inteligencia artificial cuya tasa de crecimiento supera los cuarenta puntos porcentuales entre 2021 y 2026.
En cuanto al volumen económico que las compañías españolas tienen previsto dirigir en el mismo lustro a la adquisición de softwares de ciberseguridad, destaca una CAGR del trece por ciento. La cifra viene motivada sobre todo por la inversión en programas informáticos que llevan a cabo tareas como el cifrado de datos personales o la verificación telemática de identidad de usuarios. En este aspecto destacan sectores tan punteros como el de la banca online, el comercio electrónico o las plataformas de ocio y entretenimiento. Sin ir más lejos, los portales web dedicados a las apuestas con dinero real son a día de hoy toda una referencia en el encriptado de información sensible. Para ello incorporan recursos tan eficaces como el certificado TLS (Transport layer security), que se encarga de ocultar el contenido financiero que viaja desde la web hasta el servidor, evitando de este modo el ataque de los hackers. La prevención en torno a la ciberdelincuencia gana peso dentro del tejido empresarial.
En el informe realizado por IDC se describe también el cambio que han experimentado los sectores industriales en España, donde la implantación constante de nuevas tecnologías se ha hecho necesaria para afrontar retos productivos a corto plazo. La conclusión no admite concesiones: las empresas que pretendan ser competitivas estarán obligadas a perfilar estrategias técnicas mucho más consistentes.