Afianzada la crisis en nuestros espíritus y para no ser especialmente reitaritivo, me gustaría desarrollar un símil que creo interesante. Si el hierro pudiera sentir, imaginemos sus pensamientos sometido al suplicio de la forja: no hay que ser muy creativo para enumerar centenares de improperios y maldiciones. Ahora bien, el hierro no sabe que tiene la posibilidad de salir de la fragua convertido en acero, algo que cambiaria sustancialmente su percepción sobre el proceso.
Estamos en la fragua, y de la fragua saldremos distintos. Para bien o para mal: como acero o como escoria, pero distintos. El que aspire al acero, aspirará a incrementar el valor de su actividad, mientras que la escoria lo será al final de un proceso continuista que sólo aspire a mantener el proceso como se conoce actualmente.
Pero ¿dónde está el valor? Esa es la cave y, en nuestro sector, la consecución de ése tesoro separará el acero de la escoria.
Los grupos de comunicación deben buscar, según mi modestísima opinión, la esencia de su propia definición y razón de ser: la COMUNICACIÓN, atendiendo al origen del proceso, a su utilidad para la marca y para la empresa.
Hay que bucear en códigos, en formatos, en lenguajes, soportes y modos para lograr la eficacia y la complicidad con el usuario, cliente o consumidor, como queramos llamarlo.
La tecnología está disponible, los resultados de algunas acciones pioneras, conocidos, pero el grueso del sector parece empeñarse en agotar los modelos conocidos que cada vez más, afianzan la inocencia y aumentan la insatisfacción.
Audaces Fortuna iuvat.
A por ello.