Movidos por el factor precio o no, los consumidores se muestran más proclives a considerara que las marcas blancas les satisfacen tanto como las comerciales y que todos los productos son iguales.
Según Mickael Devena, director de Trace One Ibérica, esta creciente confianza trasciende el interés coyuntural motivado por la recesión y se debe a la percepción de “garantía de calidad y seguridad alimentaria”.
Por otro lado, PLMA (Private Label Manufacturers Association) indica que los productos de marca blanca pueden llegar a suponer un ahorro del 33%. En productos de droguería, perfumería e higiene se darían los mayores ahorros (60,6%), seguidos de las bebidas carbonatadas, los helados y el pan (40%).