Veamos, en primer lugar el número de internautas es muy reducido. No sólo ocurre que el 54% de los españoles no esté conectado, sino que un 35% de nuestros compatriotas no sabe utilizar la Red, CIS dixit. Es ya un lugar común que nuestro país se encuentra, desgraciadamente, situado en los vagones de cola de la Unión Europea en el uso de Internet.
Otra sombra, la brecha digital, es decir la desigualdad en las oportunidades de acceso, causada en gran parte por la carestía de las conexiones y determinada por una defectuosa competencia entre los operadores, la escasa formación de la población y unas infraestructuras escasas y poco democráticas.
Otra más. La inseguridad, hasta el punto de que uno no puede estar seguro ni de los mensajes del propio banco, por culpa de hackers, crakers, piratas y demás compañeros mártires.
Cuarta sombra, los delitos en la Red, especialmente la odiosa pornografía infantil, y todo aquello que se define como ciberbasura (spam, páginas mal construidas o pop-ups indeseados, entre los más molestos). Por último, sin ánimo de ser exhaustivo, el poco apoyo de la Administración Pública en el desarrollo de la sociedad de la información.
Basten estos botones de muestra. ¿El futuro? Las luces iluminarán las sombras, como no puede ser de otra manera. mharo@ipmark.com