El sector lleva años asegurando ciertas ventajas a cuenta de las producciones o inversiones anuales, sin poner condiciones y sin cubrirse la retaguardia ante imprevistos.
Este año, cuando las marcas han confirmado la bajada de inversiones, los medios –los mismos medios que tienen que vivir con el 50% o menos del dinero que les llegaba hace dos o tres años– dicen que no hay dinero para todos y que muchos se van a aquedar sin sopa a la puerta del convento.
Los medios han sido y son generosos, pero se deben a sus accionistas y no es presentable que las diferentes remuneraciones al sector, que ya ha apretado costes hasta el sangrado de encías, les obliguen a retraer de los ingresos sustanciosos porcentajes que retornan a los anunciantes gracias a compromisos que otros adquieren.
Cuidado con navegar en aguas turbulentas contando con las velas de otros palos, que podemos quedar al pairo y desarbolados frente al temporal; y en los pueblos ya se decía: donde no hay harina, todo es mohína, y hace meses que nadie puede cocer pan.