La aplicación de técnicas de juego en entornos no lúdicos, conocida como gamificación, se ha convertido en una de las estrategias de fidelización más recurrentes, ya que aumentan considerablemente el engagement de los consumidores con la marca y genera comunidad alrededor de la misma.
El último informe de la consultora Digital Boost (by Stratesys), titulado “Las organizaciones ante el reto de la gamificación”, desvela que la integración de elementos, dinámicas y psicología del juego en un plan de marketing puede incrementar su eficacia hasta un 80% en términos de rentabilidad, interacción, participación y captación.
El juego puede ser una herramienta clave en la transformación del consumidor pasivo en un usuario activo y fiel. La aplicación de las dinámicas de juego debe de ser estar muy cuidada, ya que es una herramienta muy potente para comunicar los valores de la marca que las aplican.
El informe de Digital Boost, destaca los factores clave a tener en cuenta antes de poner en marcha una estrategia de gamificación.
Uno de ellos es si tiene sentido aplicar una estrategia de esta índole a un plan de marketing, por lo que es necesario analizar el target y el impacto comunicativo que tendría en él.
La gamificación no entiende de plazos, no se debe plantear como un objetivo, sino como un medio. Se trata de un proyecto vivo, que debe de estar controlado y sometido a continuas revisiones, por lo que es importante definir y medir unos KPI’s que nos permitan corregir si es necesario.
Los elementos y dinámicas de juego deben estar diseñadas en función de los usuarios a los que la estrategia va dirigida y pensar mucho las motivaciones intrínsecas al ser humano que le moverán a participar en ella.
Los superpoderes de la gamificación
Uno de los puntos fuertes de la gamificación, es que otorga “súperpoderes” a la hora de crear comunidad. Para que ver sus efectos, es imprescindible generar un sentimiento de pertenencia a través de funcionalidades específicas y elementos de recompensa y valoración. Trabajar para que se genere un efecto comunidad entre los participantes en el juego ayuda a que las personas se lo tomen con más interés a título individual.
El ecosistema del social media es un soporte excelente dónde crear conexiones de valor y entornos activos dónde los usuarios son el centro de la experiencia.
El informe recalca que la gamificación no es “la gallina de los huevos de oro” y que sus efectos no son inmediatos, pero asegura que si la estrategia está bien diseñada y cuidada, si la investigación previa es de valor, dará sus frutos.
El juego no es cosa de niños La aplicación de sistema de logros y recompensas, la participación en diferentes niveles, la obtención de puntos que tienen su reflejo en un ranking o clasificación, convierten una acción de branding en una experiencia de diversión e implicación por parte del cliente. El juego no es sólo cosa de niños, el promedio de edad de los gamers es de 35 años, y es que la diversión es apta para todos los públicos. Introducir elementos de gamificación como duelos, colección de logros o retos convierten un entorno rutinario y aburrido en un espacio lleno de motivaciones e interacciones. “Nada estimula más el cerebro que jugar”, sentenciaba Stuart Brown, pionero en la investigación sobre el juego. Lo que diferencia al ser humano del resto de especies es que estamos programados para jugar durante toda la vida, esta cualidad se fortalece si la compartimos y nos transmite un valor, una recompensa tangible o intangible. El desarrollo de una estrategia de gamificación está enfocado a la mejora de la experiencia del cliente o usuario, de forma que además de fidelizarlo, esté entretenido y se divierta. |