Foco, esponja, red

Primero de todo debemos abandonar la sensación de que los resultados ya no dependen de lo que nosotros hagamos. Hay

Primero de todo debemos abandonar la sensación de que los resultados ya no dependen de lo que nosotros hagamos. Hay que apropiarse de los problemas, convirtiéndolos en retos, abandonar la queja y elegir ser protagonistas del cambio de era que se avecina, eligiendo cómo queremos que sea el futuro a dónde vamos. En segundo lugar, aprender, aprender y aprender. Y, por último, colaborar en equipo, ya que ahora más que nunca, gracias a las redes sociales, la inteligencia colectiva imperará como factor clave en el éxito de la creación de nuevas realidades. Para ser protagonistas de la transformación hemos de aplicar la ecuación foco-esponja-red.

FOCO. Mantener la visión a largo plazo a pesar de las acciones cortoplacistas. El entorno actual está empujando a las empresas a tomar medidas cortoplacistas. Son necesarias para conseguir mantenernos en el mercado, pero las empresas corren el peligro de perder el rumbo y de malgastar recursos si no mantienen una visión más a largo plazo. Sabemos que un buen conductor es el que sabe mirar más allá de la curva. Y para conseguir alcanzar la visión, no basta con desearla, hay que creérsela. Hay que visualizar el éxito. ¿Cómo será el futuro si conseguimos crecer doble dígito en ventas? ¿Qué es lo que queremos conseguir lanzando ese nuevo producto? Y más importante aún, ¿para qué queremos conseguirlo? ¿Cuál va ser el impacto en el mercado y en la sociedad en general? El éxito en la consecución del objetivo tiene que ver con cuatro factores:
• Formular el objetivo de manera que sea realmente motivador.
• Apropiarse del objetivo, tener clara nuestra misión en la consecución del objetivo.
• Visualizar la consecución del objetivo.
• Tener un plan de acción con alternativas. Si no hay plan B corremos el riesgo de quedarnos bloqueados o perder el rumbo.

ESPONJA. La actitud del eterno aprendiz. El consumo ha disminuido, el pastel a repartir se ha reducido y quedan muchas empresas. Es necesario construir valor, tanto para la sociedad como para el sector. La empresa necesita abrirse al mundo, escuchando a los clientes y a la sociedad en general, favoreciendo la colaboración con otras empresas y con todos los shareholders.

Para conseguirlo es imprescindible abrirse al aprendizaje y poder descartar los pensamientos y creencias que lo limitan. Es hora de abandonar el “yo lo sé todo”. Actuamos muchas veces como esponjas llenas, pensando que contamos con todo el conocimiento necesario. Pero para poder aprender debemos vaciar la esponja y así poder absorber ideas nuevas. Hay que trabajar la escucha abierta y profunda, pudiendo poner en duda lo que sabíamos hasta ahora.

Cuando aplicamos nuestra metodología inspirada en la teoría U del profesor Otto Scharmer del MIT acallamos las creencias que nos limitan al aprendizaje (“y si me equivoco”, “yo lo sé todo”, etc.). El tipo de escucha que se genera entonces permite abrirse a nuevos paradigmas y encontrar nuevas soluciones.

RED. Colaborar generativamente en la búsqueda de soluciones. Los resultados de la investigación del MIT y la Universidad Carnegie Mellon sobre la inteligencia colectiva de los equipos señalaron que la inteligencia de un grupo no guarda correlación con el coeficiente intelectual de los individuos que lo conforman sino que depende de tres factores:
• Sensibilidad social (capacidad para captar sentimientos y pensamientos ajenos).
• Capacidad de diálogo.
• Número de mujeres en el grupo.

Nuevas iniciativas de crowdsourcing han demostrado también el poder de la colaboración para crear realidades superiores y en menor tiempo a las que una persona, por muy inteligente que sea, hubiera podido crear por sí sola.

Es necesario que los directivos fomenten la participación y el diálogo para el desarrollo de la inteligencia colectiva de sus equipos. Y es su responsabilidad fomentar una buena cultura del error-aprendizaje, para que las intervenciones sean sinceras y los miembros del equipo puedan compartir todo su potencial sin miedo.

Cuando aplicamos técnicas de coaching para el desarrollo de la inteligencia colectiva en los equipos, destaca hasta que punto puede cambiar el resultado de una reunión o la búsqueda de una solución. Dialogar en vez de discutir, y un reparto de tiempo de palabra equitativo, por ejemplo, pueden marcar una gran diferencia.

Así que recuerden definir claramente el rumbo y marcar un plan de acción, comportarse como esponjas para poder aprender y trabajen para que uno más uno sumen tres. Para ser protagonistas de la transformación del futuro: actitud foco-esponja-red.