Ada Aparicio EIT Food

Ada Aparicio (EIT Food): «El periodismo es clave para traducir la innovación agroalimentaria y generar confianza social”

Desde hace siete ediciones, los Journalism Awards de EIT Food reconocen el valor del periodismo que divulga innovación y sostenibilidad en el sistema alimentario. Ada Aparicio, directora de comunicación para el sur de Europa, analiza cómo esta iniciativa ha evolucionado para construir un ecosistema informativo riguroso y accesible, en el que comunicar bien la ciencia y el impacto social resulta esencial para transformar el sector.

TEXTO REDACCIÓN IPMARK

¿Por qué nacen los Journalism Awards de EIT Food? ¿Qué necesidad detectaron y qué papel tiene el periodismo hoy en la transformación del sistema alimentario?

Como señalas en la pregunta, estos premios buscan promover la innovación y aplaudir y demostrar que es posible crear sistemas sostenibles en el sector. Acorde con esto, EIT Food detectó desde el inicio una brecha clara entre la innovación agroalimentaria y la percepción social de cómo se produce y se consume la alimentación en Europa. Es evidente que el sector avanza en muchas cosas que promueven la tecnología, la ciencia y nuevos modelos productivos, pero estos avances no siempre llegan a la ciudadanía de forma clara, comprensible y basada en la evidencia. Y esto es imprescindible para ver y consolidar la sostenibilidad del sistema.

En este contexto, el periodismo juega un papel clave como traductor de la innovación, ayudando a generar confianza, combatir la desinformación y explicar los grandes retos del sistema alimentario —desde la seguridad alimentaria al cambio climático— con rigor y contexto. Los Premios de Periodismo nacen precisamente para reconocer y apoyar a los profesionales que contribuyen a este relato, reforzando el valor social del periodismo especializado como motor de cambio. Y estamos más que orgullosos de los resultados.

¿Qué evolución han observado en la calidad, los enfoques y los formatos de los trabajos presentados a lo largo de las siete ediciones?

La evolución ha sido muy significativa. En las primeras ediciones predominaban los formatos más tradicionales y un enfoque más informativo. Hoy vemos una madurez clara en los trabajos presentados, tanto en calidad narrativa como en profundidad de análisis. Yo creo que, más allá de comentar medios, formatos o algunos de los trabajos ganadores, como conclusión hay que destacar la diversidad en la forma y en el formato. Con un claro crecimiento del periodismo digital, el reportaje audiovisual y el podcast.

Sobre todo destacaría el tema de los enfoques más transversales, que conectan innovación alimentaria con economía, salud, cultura, tecnología o impacto social. Que le dan sentido, en definitiva.

Y, desde luego, todos ellos ahondan en un mayor esfuerzo por explicar procesos complejos de forma accesible, sin perder rigor científico. Porque los medios deben lograr esto: traducir y hacer más sostenible el sistema. Y eso se refleja al menos en las últimas ediciones en las que he estado presente. Es decir, el periodismo agroalimentario está evolucionando y se alinea con nuevas formas de consumo de contenidos y con audiencias cada vez más interesadas en entender qué hay detrás de lo que comen.

¿Qué valora más el jurado en los trabajos premiados? ¿Qué tipo de historia encaja mejor con el espíritu de los premios?

Nuestro jurado, que está representado por periodistas del sector así como expertos en la materia como es nuestra directora Begoña Pérez Villarreal, ha valorado especialmente y en primer lugar el rigor periodístico y científico. Es decir, las historias deben estar bien documentadas y contrastadas.

Pero este no es el único factor; la capacidad divulgativa, es decir, explicar la innovación de forma clara y comprensible, así como el interés para la sociedad y el sector en general, el alcance del medio —que también tiene un pequeño porcentaje en esta valoración— y, sobre todo, la capacidad práctica de innovación, cómo aterrizan esta en la vida real mostrando impactos concretos y no solo conceptos abstractos, es algo fundamental y que tiene muy en cuenta el jurado.

Personalmente, he tenido la suerte de poder participar en esta última edición y he de decir que el “tipo de historia” que mejor encaja con el espíritu de los premios es aquella que conecta innovación y personas, que explica el “cómo” y el “para qué”, y que ayuda al lector, oyente o espectador a entender por qué estos cambios importan.

Los premios ya se celebran también en Italia, Grecia y Portugal. ¿Qué aporta esta dimensión europea y cómo ayuda a construir un ecosistema de periodismo agroalimentario de calidad?

EIT Food es fundamentalmente Europa. Por eso, algo tan relevante para dar visibilidad a sus propósitos no podía quedarse solo en un país. La dimensión europea es clave y los retos del sistema alimentario —sostenibilidad, seguridad, innovación, acceso a alimentos saludables— son comunes en toda Europa, aunque se manifiesten de forma diferente en cada país.

De España hemos pasado a países tan importantes por su peso en el sector europeo como Italia o nuestro vecino Portugal. Grecia ha vivido una exitosísima primera edición y ha sido una apuesta personal de la que no puedo estar más orgullosa. Porque llevar estos premios a otros países permite crear una comunidad europea de periodistas especializados que ven reconocido su valor y dan visibilidad a historias locales con impacto global y sin fronteras. Y, en definitiva, refuerza el papel del periodismo como aliado estratégico en la misión de EIT Food de transformar el sistema alimentario.

La ceremonia de 2025 se celebró el 18 de diciembre en la APM y abordó el relevo generacional. ¿Qué mensajes clave han querido transmitir y por qué es estratégico este tema?

Solo en estas últimas semanas he asistido en varios puntos de la geografía española a encuentros o seminarios que, bajo distintos epígrafes, han hablado de relevo generacional. Y sabemos además que esto es clave para Europa y para los planes del Ministerio de Agricultura. Por eso tenía que estar representado el Ministerio, pero también las empresas privadas que están trabajando para solventar esta traba importantísima y que destacan algunos mensajes imprescindibles como la necesidad de ayudas reales e información, el acceso a la tierra, los cambios culturales imprescindibles, qué hacer con los nuevos modelos de negocio o los retos que plantea la digitalización.

Por nuestra parte, lo que se ha querido es abrir el diálogo entre los actores necesarios. Dar luz y poner en contacto a las personas claves para que el sector avance y ofrezca respuestas concretas a problemas muy reales, y vayamos más allá de conceptos a veces abstractos o poco aterrizados de innovación y sostenibilidad, entendiendo lo que hoy preocupa a los que trabajan en ello. Conectar los premios con esta realidad me parece más que necesario, algo que da sentido y sostiene la existencia de unos galardones que solo permanecerán si el sector continúa dando soluciones para los implicados.