El día previsto inicialmente para la entrevista con Chiqui Búa tuvo que aplazarse por esas circunstancias habituales, pero no menos dolorosas de la publicidad: la agencia acababa de enterarse de que Lotería Nacional había decidido cambiar al calvo de la Lotería de Navidad, al adjudicar el concurso a Ricardo Pérez Asociados, después de ocho años en los que el personaje se había convertido en un auténtico icono tan identificado con el sorteo especial como el soniquete de los niños de San Ildefonso. Pudimos hablar sin problemas al día siguiente, aunque se notaba que la noticia resultaba incomprensible para una agencia con todos los datos a su favor, creadora de una campaña con todas las garantías para seguir siendo un éxito de comunicación y ventas, pues todos y cada uno de los años anteriores había ido incrementando los resultados en ambos sentidos.
En seguida demuestra claramente su pragmatismo: “La pérdida es importante, sin duda, pero es algo propio del negocio, a veces incomprensible para sus propios protagonistas. Imagino que la campaña ganadora será una bomba, porque si no, no se explica”.
La consejera delegada de Publicis España se muestra en la entrevista irónica y al mismo tiempo sincera, alternando las bromas con una actitud totalmente pragmática. Pero también se muestra firme y clara en sus opiniones cuando critica el poco corporativismo del sector, la hipocresía de algunas agencias y anunciantes, o la poca visión empresarial que prevalece en general. No duda así en reconocer los méritos de otras agencias con fama y prestigio creativo, pero al tiempo destaca los de su agencia que, con un perfil aparentemente menos llamativo, mantiene la fidelidad de grandes clientes nacionales e internacionales y cuenta con permanentes éxitos en nuevos negocios.
IPMARK. ¿A que se debe su absoluta fidelidad a Publicis en un sector tan cambiante?
Chiqui Búa. Siempre he estado en una agencia que ha ido hacia arriba, muy ganadora, con gran fidelidad de sus clientes, entre los que hay muchos y muy atractivos con los que trabajar. Me he sentido valorada, se ha creído en mí, y el plan profesional que se me ha ido proponiendo ha sido interesante y atractivo. Incluso he tenido oportunidad de tratar con diferentes estilos y estrategias de empresa, por los distintos cambios internacionales, desde los americanos a los franceses.
IP. ¿Ninguna propuesta le ha llegado a tentar para plantearse un cambio?
CH.B. Ninguna que viniera desde agencias, pero si me tentó una bien distinta. Me ofrecieron dirigir el Museo Thyssen para explotar sus posibilidades como centro de reuniones y eventos. Era una experiencia muy diferente y me produjo tanta curiosidad que resultaba tentadora, pero finalmente no me atreví.
IP. ¿Cómo describiría a Publicis frente a toda la competencia?
Ch.B. Siempre ocupa posiciones de Champion League, es de las grandes. Cada agencia tiene su liga, aunque luego puedas perder en un momento dado contra una mucho más pequeña o ganar a otras de perfil supuestamente más creativo o distinto. En Publicis somos muy competitivos, ganadores, combativos… Somos una agencia que compite muy bien, hace unas propuestas muy sólidas, redondas. Al tiempo, no somos nada arrogantes, sin que esto signifique que no estemos seguros de lo que hacemos y decimos. Creo que escuchamos muy bien al anunciante, aunque a veces no le hagamos caso si creemos que no tiene razón. Pero los anunciantes se sienten cómodos con nosotros, algunos han llegado con muy malas experiencias previas. También es una agencia muy orientada a cuidar mucho al empleado. Nadie tiene que mirar atrás para ver si le llega una puñalada ni se ponen a competir los equipos practicando el medallismo, lo que explica mucho la fidelidad de clientes y profesionales, que se demuestra en gente que se ha ido y a vuelto. En cuanto a filosofía hay una frase que creo que nos define muy bien: Publicis es la constante pregunta: ¿Y si