A pesar de que la propuesta de compra presentada por Elon Musk se encuentra encima de la mesa del consejo directivo de Twitter para su revisión, el fundador de Tesla y Space X es conocedor de que la oferta de 43.000 millones de dólares no resulta demasiado tentadora para la directiva, a raíz del Plan de Derechos aprobado de forma unánime por el consejo el pasado 14 de abril y que pone en marcha la llamada píldora envenenada.
De ahí que el empresario sudafricano cuente con un plan B que podría poner en marcha con la ayuda de otros tres inversores más y que se materializaría en la compra de forma individual de las participaciones que atesoran los accionistas actuales hasta acaparar más del 15% de las acciones que necesitan para adquirir la red social.
Según informa Reuters, son varias las empresas de capital riesgo que están sopesando la opción de comprar acciones con el fin de adentrarse en el consejo directivo de Twitter. Entre ellas, Thoma Bravo LP, especializada en invertir en compañías tecnológicas, o Apollo Global, esta última interesada en apoyar la OPA de Elon Musk o proporcionar liquidez a Thoma Bravo a cambio de contar con un asiento en la sala de juntas.
Actualmente, Musk cuenta con un aliado en el actual consejo directivo: Jack Dorsey. El que fuera desde 2017 hasta noviembre de 2021 CEO de Twitter se marchará de la mesa en mayo, lo que dejará a una directiva con apenas acciones de la compañía. “¡El consejo directivo de Twitter no tiene ninguna acción! Obviamente, su interés económico no se alinea con los accionistas”, recordó en un tuit el estrambótico empresario.
Consejo directivo sin accionistas
Aunque a Dorsey todavía no se le permite expresarse sobre el tema, el cofundador de la plataforma de microblogging ha mostrado su apoyo a las voces que apoyan la oferta de compra de Elon Musk, dando la razón, por ejemplo, a Tren Griffin, alto ejecutivo de Microsoft, que citó la frase “buenas juntas no crean buenas compañías, pero una mala junta matará a una empresa siempre”. O recordando en un tuit que “la mesa directiva siempre ha sido la disfunción de la empresa”.
En esa mesa, por cierto, está presente el actual CEO de Twitter, Parag Agrawal, nombrado por el propio Dorsey tras su renuncia al cargo el pasado noviembre.
Gary Black, inversor veterano de Wall Street, dio la razón a Musk al recordar que si los actuales directivos “se niegan a actuar en el mejor interés de los accionistas, deben ser destituidos y reemplazados por nuevos miembros que comprendan sus obligaciones fiduciarias”, y sugirió en otro tuit que esta reticencia a que Twitter deje de ser una empresa pública podría derivar de la compensación anual de 250.000 y 300.000 dólares que reciben los miembros de la junta directiva al ser una empresa cotizada en Bolsa.
A este respecto, Elon Musk confirmó que si su oferta tenía éxito, el sueldo de la junta directiva se reducirá a 0 dólares, lo que permitiría a la compañía ahorrar al año 3 millones de dólares.