1 trabajo de los profesionales especializados en la creación de nombres de marca aúna, por una parte, la tarea de buscar palabras existentes en cualquier idioma que puedan ser diferentes de lo habitual y que escapen de los caminos del pensamiento que todos tendemos a seguir; y, por otra, la creación propiamente dicha, o sea la fusión y combinación de raíces, la adición de prefijos y sufijos, la composición a partir de sonidos que evoquen alguna asociación o generen algún tipo de sensación a partir de la forma visual o el carácter fonético de la palabra.
Por establecer una analogía, se trata de un trabajo similar al del buscador de diamantes. Para encontrar la piedra deseada es necesario excavar entre una gran cantidad de tierra y rocas sin ningún tipo de valor. Pero esa exploración, si se le dedica el tiempo necesario y se perfora en la dirección adecuada, permite encontrar el diamante en bruto que posteriormente habrá que pulir para que emita sus destellos característicos.
Por lo tanto, el trabajo del namer se sitúa entre la combinatoria de lexemas y morfemas y la capacidad para descubrir esa palabra existente pero singular, común pero suficientemente distintiva, esa virtud de saber hallar analogías y evocaciones aparentemente escondidas que otros no han sabido detectar y sintetizar todo ello en un nombre que se adapte a una estrategia previamente validada por el cliente.
Además, el nombre de marca es el inicio de toda una cadena de actos comunicativos que giran alrededor de la marca: publicidad, promociones, eventos, merchandising, presencia en redes sociales, etc. Lo que significa que es de capital importancia saber construir un nombre flexible con cualidades publicitarias potenciales.