Del estudio se desprende que el diseño se percibe mayoritariamente como una herramienta para mejorar la competitividad. En este sentido, el 40,5% de los encuestados considera que es una herramienta para mejorar la competitividad y el 62,5% para obtener mejores resultados desde el punto de vista corporativo.
Entre las empresas que afirman haber crecido de forma importante, el 71,8% opina que la incidencia del diseño ha sido mucha o bastante. Respecto al peso del diseño en la definición de la estrategia empresarial, cerca del 70% de las compañías afirma tenerlo presente. El 23,8% lo tiene muy en cuenta y un 44,2% bastante.
El estudio también refleja que las empresas no conceden suficiente importancia a la protección del diseño, ya que sólo un 31,6% ha protegido legalmente los diseños gráficos o de producto, frente al 52,6% que no lo hace y a un elevado 15,8% que desconoce esta cuestión.