Uno, de natural incorrecto, arde en deseos de preguntarle a esa bendita asociación sobre el real fondo de sus intenciones reales. Me explico, que la cosa lo merece: ¿quiere Aerce conocer en profundidad, y, lo que es más importante, sistematizar y regular todos los pasos y procesos de compra en el mercado de los medios de este país? ¿Sabe la Aerce que, si de verdad quiere alcanzar ese objetivo, el gato que anda persiguiendo se habrá transmutado mágicamente en una jaca jerezana a la que enjaezar con, por lo menos, los imprescindibles doce cascabeles de la copla?
La contratación de medios en España –me atrevería a afirmar que en Europa– no tiene ni una sola partícula de verdad, estabilidad, transparencia, ecuanimidad o lógica, de manera que la Aerce tiene por delante una tarea propia de titanes, si es que aspira al objetivo mencionado. También es verdad que puede optar por un dulce transcurrir de plácidas comisiones políticamente correctas, si aspira a dejarse domesticar, y colocar su logotipo en las varias asociaciones que estarán encantadas de lucirlo en su imagen corporativa.
¿Cervecita a que la cosa acaba cerca de lo segundo?
El cascabel al gato…
Uno, de natural incorrecto, arde en deseos de preguntarle a esa bendita asociación sobre el real fondo de sus intenciones