Su nombre, el Avión de la Vida. Su objetivo, traer a España a más de 40 familias iraquíes con niños necesitados de tratamiento médico. Su impulsor era el periodista Álex Sopeña, entonces director de Qué!, cuya experiencia en iniciativas de similar índole y su particular involucración en la operación fueron claves para llevarla a buen puerto. La labor recibió el continuado apoyo de todo el equipo de Qué!, concienciado por las noticias que recibían diariamente en la redacción sobre la guerra y sus consecuencias sobre la población civil. Los niños y sus familiares residieron en España durante enero y febrero de 2006. El seguimiento y cobertura de las necesidades de las familias iraquíes durante su estancia fueron vitales para los fines de la operación.
Colaboración colectiva
Para desarrollar el proyecto debían intervenir autoridades de ambos países, Irak y España. La Embajada de Irak en España y el Ministerio de Sanidad iraquí confirmaron la buena acogida inicial de la idea y dieron paso a su organización. Con el beneplácito de las autoridades españolas, se obtuvo el apoyo del Departamento de Salud de la Generalitat de Cataluña, el Departamento de Salud y Consumo del Gobierno de Aragón, la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid y el Servicio de Salud de Principado de Asturias, siendo éstas las cuatro comunidades autónomas cuyos centros clínicos acogerían a los niños.
Prestaron también su ayuda la Cruz Roja (sanidad y acogimiento a familias), Royal Jordanian Airlines (viaje Bagdad-Amman y regreso), Spanair, (viaje Amman-Barcelona y regreso) y la empresa Blinko (patrocinio de un sistema de SMS para contribuir a los costes).
Qué! hizo a MSC responsable para Barcelona de protocolo, relaciones con los medios y de la logística, organización y desarrollo de la rueda de prensa que se celebraría in situ a la llegada del avión.
Los objetivos de comunicación eran conseguir la máxima difusión del proyecto, anticipadamente, en el momento en que llegase el Avión de la Vida a la ciudad y durante la estancia de los niños.
Implicar a los competidores
MSC tendría que afrontar un delicado reto: lograr que los medios de comunicación competidores de Qué! apoyaran la difusión de una acción organizada por el periódico. La estrategia adoptada fue acordar con cada uno de los posibles interlocutores de los medios