Este hecho ha comportado que aquellos que trabajamos en el entorno del marketing hayamos experimentado un giro de 180º a la hora planificar nuestras acciones.
Testar una campaña de marketing directo tradicional era un proceso muy complejo, caro y lento, a la hora de obtener los primeros resultados. Esta inversión de tiempo y dinero conllevaba a estudiar minuciosamente cómo comunicar el proyecto para no equivocarnos al lanzar la campaña definitiva. Los programas de analítica Web no estaban al alcance de todos y se necesitaba mucho tiempo para segmentar los diferentes test por targets y comprobar cuál ofrecía el resultado óptimo.
Sin embargo, hoy en día los medios sociales y el perfeccionamiento de las técnicas de Marketing Directo interactivo y Relacional nos proporcionan información constante, en tiempo real y muchas de las herramientas de medición incluso son gratuitas. Como consecuencia, vivimos en la era ‘Always testing’: constantemente podemos probar nuevas campañas para quedarnos con aquella que nos garantice el mejor impacto.
De modo que, con esta nueva mentalidad, deberíamos de comprometernos en destinar una parte de nuestro día a estudiar toda la información que nos llega para detectar problemas, reaccionar en el momento y mejorar nuestra campaña en el menor tiempo posible. Esta fase Beta debe ser constante, cuanto más testemos, más posibilidades tendremos de acertar. Por lo que cualquier departamento de marketing tendría que tener en su ADN el ‘test continuo’.
Las redes sociales y las métricas en tiempo real son dos fuentes de información fundamentales que están al servicio de esta voluntad de superación. Si ponemos en práctica este pensamiento propio del marketing científico, cada vez nos relacionaremos con nuestros usuarios de un modo más cercano, percatándonos de sus necesidades y adelantándonos a sus demandas.