No obstante uno de cada dos encuestados que admite no comprar por la crisis confiesa que lo hace más por incertidumbre que por problemas económicos reales.
De acuerdo con el estudio, el 50% de los entrevistados aprovecharía la coyuntura económica para conseguir un coche mejor, pero un 31% de los clientes potenciales renunciaría a algo en la compra para poder ahorrar dinero. Una vez tomada la decisión de compra disminuye el pago al contado y cada vez se necesita mayor financiación.
El análisis también revela que el 36% de los automovilistas han reducido los gastos ocasionados por su coche buscando talleres más baratos, circunstancia que puede amenazar a las redes oficiales de las marcas.