Los recursos necesarios para erradicar la pobreza energética, la de los millones de personas que todavía cocinan con leña y carbón vegetal, la de los que no pueden desplazarse eficazmente, o hacer una llamada telefónica, son inmensos. La explotación de los recursos energéticos, incluso en zonas remotas, es por tanto una necesidad. En algunos países, es casi una necesidad humanitaria.
La cuestión es si la industria, hoy día, dispone de la tecnología y asume los valores necesarios para explotar recursos en zonas de alta biodiversidad, donde sobreviven pueblos y culturas ancestrales, sin que se produzcan daños significativos.
Las petroleras tenemos el deber de superar estos retos. Repsol se encuentra en esa situación. Desde hace años venimos desarrollando códigos de actuación en materia medioambiental, de obligado cumplimiento. Fijamos objetivos de sostenibilidad, medibles mediante indicadores fiables, e incorporamos el desempeño medioambiental y social dentro del sistema de remuneración variable de nuestros profesionales.
No obstante, hemos sido objeto de algunas críticas por extraer hidrocarburos en zonas habitadas por pueblos indígenas. Las comunidades indígenas tienen un estilo de vida muy diferente que conocemos y debemos preservarlo. Repsol respeta esta visión y es pionera en la creación de una norma de relación con las comunidades indígenas de aplicación mundial.
COMPROMISO ACTIVO. En Repsol llevamos años comprometidos con las comunidades indígenas que habitan en el área de influencia de nuestras operaciones. Hace ya más de dos años que Repsol y la ONG Intermón Oxfam comenzaron a trabajar juntos con el fin de garantizar los derechos de las comunidades indígenas de las zonas en las que opera la compañía. El resultado de esta colaboración se ha traducido en dos documentos redactados por Repsol. El primero de ellos, aprobado en diciembre de 2008, es la Política de Relaciones con Comunidades Indígenas, que establece las directrices de las actuaciones de la compañía en sus relaciones con estos pueblos. El segundo documento, aprobado en junio de 2009, es la Norma de Actuación en las Relaciones con Comunidades Indígenas, que desarrolla los principios de actuación de la compañía para garantizar el respeto de los derechos internacionalmente reconocidos a estas comunidades. Esta normativa es pionera dentro del sector.
A través de estos documentos, Repsol declara su adhesión a los principios del Convenio 169 de la OIT (Organización Internacional del Trabajo) y de la Declaración de Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas.
En ambos documentos se defiende y protege el reconocimiento del carácter de cada pueblo, el respeto a sus formas de vida y el derecho sobre sus tierras. Además, Repsol se compromete no sólo a respetar estos principios, sino a involucrarse más en su defensa.
Este compromiso afecta también a proveedores y contratistas, que están obligados a suscribir los principios de la Política de Relaciones con Comunidades Indígenas para poder trabajar con Repsol. Ésta será la manera de estar seguros de que se respetan todos los derechos de las comunidades indígenas influidas por las actividades de Repsol.
La norma es de aplicación en los proyectos nuevos, pero también incluye un compromiso relativo a las operaciones en curso. En estas últimas, se realizará un estudio con la participación de, al menos, dos agentes sociales, gracias al cual se determinarán las acciones a emprender en el caso de que se detecten áreas de mejora en la relación de la compañía con las comunidades indígenas de cada zona.
La compañía tiene el compromiso de realizar estudios de impacto ambiental, social y de salud en los principales proyectos de inversión, aún cuando no sea obligatorio por ley. Para la elaboración de estos estudios se recurrirá a proveedores externos expertos en el tema y capaces de aportar un buen conocimiento del contexto socioeconómico local.
Por otro lado, las comunidades deben ser consultadas previamente sobre el proyecto en fases previas a su inicio por parte de los gobiernos. Algunos agentes sociales sostienen que, en ocasiones, los gobiernos responsables de este proceso no lo llevan a cabo de manera efectiva
Por esta razón, las comunidades podrían ignorar el conjunto de oportunidades y riesgos que conlleva el proyecto de inversión, así como las medidas que se van a tomar para paliar posibles impactos ambientales y sociales derivados del proyecto. Mediante esta nueva norma, Repsol adquiere el compromiso de colaborar con las autoridades para que el proceso de consulta previa, libre e informada sea lo más completo posible.
Cuando se esté seguro de que el proceso de consulta ha cumplido su cometido, se profundizará en el impacto social de la actividad sobre estas comunidades y, en caso de no conseguir una amplia base social de aceptación del proyecto, la cuestión se llevará al Comité de Dirección de Repsol, que será quien decida sobre la idoneidad de seguir o no con el proyecto. Para asegurar que todas las acciones se están ejecutando de acuerdo a la norma, al menos una vez cada tres años se llevará a cabo una revisión externa cuyos resultados se remitirán al Comité de Dirección. Además, periódicamente, se realizarán revisiones dentro de los planes de auditoría interna por parte de la compañía.
EL TRABAJO CON LAS COMUNIDADES INDÍGENAS. El compromiso de Repsol con estas comunidades existía mucho antes de la redacción de la norma. Desde hace años, nuestra compañía se involucra en proyectos que ayudan a capacitar a estas comunidades según sus necesidades. El fin último es provocar un impacto positivo, y sostenible en el tiempo, en aquellas comunidades con las que la compañía comparte el espacio.
Uno de los proyectos más importantes, que ya abordamos, es el de Ekocao. El proyecto se desarrolla en la Amazonia ecuatoriana, y ha permitido que 300 familias de seis comunidades kichwas comercialicen, desde marzo de 2009, cacao fino de aroma ecuatoriano, una de las variedades más apreciadas del mundo. Con Ekocao se ha logrado que los productores puedan vender directamente al cliente a través de cooperativas, rompiendo con el sistema de intermediarios. Actualmente, se trabaja para conseguir la denominación de origen para este cacao y así aumentar la notoriedad en los mercados y las posibilidades de venta. Otro proyecto importante es el de Endulzar la vida, que impulsa la producción de miel y derivados en tres comunidades guaraníes vecinas al Campo Margarita, en Bolivia.
También en Bolivia se está desarrollando el proyecto Viviendas saludables, para combatir el mal de Chagas, una enfermedad responsable de la muerte de 45.000 personas al año en Latinoamérica. Gracias a este proyecto ya son más de 100 las familias guaraníes del Chaco boliviano beneficiadas. A través de este proyecto se capacita y se proporcionan materiales a los indígenas para construir sus viviendas. Además, pintan sus casas con Inesfly, una pintura creada por la española Pilar Mateo y aprobada por la Organización Mundial de la Salud, que contiene un insecticida para la exterminación de insectos transmisores de enfermedades como el mal de Chagas.
Perú es otro de los países donde Repsol desarrolla proyectos en áreas donde habitan comunidades indígenas. Allí, en la cuenca del río Tambo, se encuentra la comunidad de San Antonio de Cheni, donde más de 450 ashaninkas han establecido un plan de desarrollo que les permite mejorar su calidad de vida. Desarrollo de cultivos de cacao, mejoras en la vivienda, trabajos de ganadería o cría de aves menores son las actividades que estas 117 familias realizan a su libre elección según sus preferencias. Además, acceden a cuestiones más modernas para así poder obtener beneficios para la salud, nutrición y oportunidades de empleo, sin dejar de respetar sus costumbres ancestrales. Con el apoyo de Repsol se ha logrado el registro de la mitad de los indígenas en el programa nacional de identificación y la llegada de la comunicación a través de dos sistemas telefónicos satelitales para todo el pueblo.
La redacción de una norma sin apenas precedentes en el sector ha sido un proceso de innovación largo y no exento de dificultades, donde la colaboración de agentes sociales, como en este caso Intermón Oxfam, ha desempeñado un papel de gran valor.
(*) Eduardo García Moreno es director de responsabilidad corporativa y servicios institucionales de Repsol YPF.