“Aviso para estudiantes de periodismo y comunicación audiovisual: tienen más interés una panda de zánganos haciendo nada, que decenas de periodistas trabajando la información”.
El primer detalle es la transcripción literal de un correo que me remite un profesional con experiencia que trabaja para clientes locales desde un lugar de nuestra geografía de cuyo nombre no quiero acordarme. Lo que provoca que traiga este testimonio a mi columna es que no es el único correo con la misma queja que recibo ni el único caso que conozco, ni mucho menos.
No parece ser que este tipo de anunciantes sea una especie a extinguir, por desgracia. Se fían no de sus corazonadas sino de estomagadas, y de la capacidad de destilar testosterona ante el profesional que se atreve a llevarles la contraria. Los clasifico como compradores de cromos. Son miopes que no alcanzan a ver lo que dejan de ganar, ni lo que gastan en acciones bonitas realizadas a la carta, negándose a escuchar las razones del profesional por las que hoy la imagen del anuncio ha dejado de ser mera ilustración y actúa como un mensaje cuyo contenido y significación ya no se diseñan sobre papel, sino en la mente del consumidor.
El segundo detalle proviene de la columna de Fernando Montañés (Adiós a ‘OT’) y estoy de acuerdo en que avise a los alumnos de Periodismo, porque los de Publicidad (becarios o con experiencia, excepciones aparte) lo tienen claro desde hace tiempo. Ahí están los anuncios para demostrarlo.
Eduardo Oejo es asesor de Comunicación Visual.