Pasar de la palabra a la acción se ha convertido en uno de los mantras que toda compañía debe seguir en materia de sostenibilidad. Una exigencia del consumidor, pero también de entidades civiles y administraciones, tal y como demuestra la obligación emitida por la SEC para que las empresas cotizadas en Bolsa en EE.UU reflejen su impacto ambiental en sus cuentas de resultados o el objetivo de la Comisión Europea de reducir en un 50% las emisiones de dióxido de carbono de todos los Estados-miembro de la Unión para 2030.
“Con una crisis climática que produce, a su vez, nuevas crisis en el mundo occidental, como enfermedades o crisis sociales, nos damos cuenta de que tenemos que hacer negocios de otra forma, tenemos que caminar hacia un crecimiento sostenible”, declaró Fareed Zakaria, periodista y presentador de CNN y escritor especializado en sostenibilidad, durante su exposición en QSP Summit 2022, celebrado los días 28, 29 y 30 de junio en la ciudad portuguesa de Matosinhos, en Oporto.
De caminar hacia la economía circular, aquella en la que fabricar ya no implica producir nuevos bienes, y que lleve al crecimiento humano, no económico. “Si sabemos que hay procesos que suponen menos emisiones de dióxido de carbono, los aplicamos. No hay que contribuir al problema. Hay que ser práctico e idealista al mismo tiempo, es lo que origina que haya cambios en el mundo”, subrayó, y recordó que esta es la nueva forma de hacer negocios, en un contexto en el que ya resulta casi imposible hacer predicciones a futuro, ante la gran variedad de crisis que afronta la humanidad – política, económica o sanitaria- y en la que la crisis climática “es la madre de todas las crisis”.
Tom Raftery, global vice president, futurist & innovation evangelist en SAP, expuso parte de los avances que están dando empresas de distintos sectores como ejemplo de esa sostenibilidad puesta en práctica, como el compromiso de United Airlines y Airbus de electrificar los aviones o los movimientos realizados por distintos gigantes de Gran Consumo por reducir sus emisiones de dióxido de carbono. Y anticipó más medidas a futuro. “La década de 2020 va a ser la década de las acciones. La del 2030, de más acciones y la de 2040, la de… ¡Qué gran cantidad de acciones!”.
Delia García, directora de sostenibilidad y RSC de L’Oréal España y Portugal, sirvió de ejemplo de cómo una empresa debía caminar en ese idealismo pragmático y, además, ser líder. “Ahora tenemos el compromiso de liderar compañías, teniendo en cuenta las limitaciones del Planeta”, enfatizó.
García recordó la importancia de contar con un plan de sostenibilidad, que defina unos objetivos concretos, pero también la necesidad de contar con una red que ayude a poner en marcha dicho plan. “Si quieres potenciar el cambio debes localizar a los líderes de tu red, ya que estos inspiran a otros”, afirmó. De igual modo, conviene empoderar a la cadena de suministro, tal y como ha realizado la división de L’Oréal profesional al lanzar una herramienta que permite a los salones de belleza ahorrar hasta un 65% de agua; y empoderar, a su vez, al consumidor.
A este respecto, García informó del etiquetado de impacto ambiental que en 2021 la compañía ha incorporado en todos sus productos y que permite al consumidor decidir qué artículo adquirir en función de su impacto en el ecosistema, aunque eso suponga poner a competir sus distintas marcas. Al final, indica García, “más del 83% de consumidores que aprovechan esta etiqueta dicen que quieren tener más información de cómo pueden reducir su impacto medioambiental”.
Ciberseguridad y metaverso
El espacio digital también formó parte del discurso de las ponencias vistas en QSP Summit 2022. La ciberseguridad protagonizó la ponencia de la experta en cibercrimen Charlie McMurdie, que expuso a los asistentes los dos grandes grupos de cibercriminales que encuentran las autoridades cuando investigan este tipo de casos. Por un lado, “grandes grupos organizados de criminales, no chicos jugando en su habitación”, y por otro, “adolescentes que roban porque lo ven como un reto”.
En ambos casos, el objeto codiciado no es dinero, sino data, que puede ser empleada por los primeros para fabricar credenciales falsas que aprovechar en otras actividades ilegales y, cuya principal ventaja es, a diferencia del dinero, que se emplea una y otra vez. Respecto a las multas, McMurdie informó que, en el caso de los segundos, los ciberdelincuentes más jóvenes, se enfrentan en países como Reino Unido a penas de prisión de hasta cinco años.
Y aunque existan en internet multitud de fuentes de información acerca de cómo perpetrar un ataque cibernético, “los cibercriminales suelen trabajar mucho, tomar muchas notas de los sistemas de seguridad de las compañías para conseguir datos”. Un problema que no solo podría llevar a las compañías a una crisis reputacional, sino también a multas millonarias por no haber asegurado los datos personales de los usuarios.
No faltó tampoco el metaverso. Jane Thomason, emprendedora social e inversora experta en nuevas tecnologías, mostró a los asistentes los múltiples movimientos realizados por empresas de distintos sectores respecto a la próxima evolución de internet, que tiene su base en la tecnología blockchain y la llamada web 3.0 y expuso como posibles aplicaciones interesantes para el tejido empresarial la comunicación mediante avatares o la generación de gemelos digitales para probar prototipos o hacer reparaciones.
Aunque hay más. “El metaverso puede impulsar a aquellas comunidades más pobres gracias a la economía de la tokenización, que promoverá una economía donde se recompensa o se paga con tokens” y que es posible ver ya en varios videojuegos con tecnología blockchain, expuso. Finalizó su intervención recordando el aspecto ético que también debe considerarse en el desarrollo del metaverso. “Hay que programar principios éticos y mostrar a los desarrolladores las consecuencias de los resultados no éticos del metaverso”, concluyó.