Los publicitarios existimos para ser verdaderos socios de tantas generaciones de emprendedores creativos e innovadores que apuestan por construir marcas y negocios que satisfacen las necesidades de la gente y hacen progresar la sociedad de bienestar.
Vivimos en una era donde ha convivido una crisis global con un cambio de paradigma sin precedentes en la industria de la comunicación publicitaria. Y todos ya hemos asumido que el cambio se ha instaurado en nuestro día a día.
Los últimos 10 años de la publicidad son comparables a la irrupción de la televisión en su día.
Los tres grandes cambios que se han producido y que marcan esta nueva era vienen determinados por los siguientes aspectos:
1. La revolución digital. El despliegue masivo de Internet y todo lo que ha propiciado (aparición y auge de las redes sociales, el fenómeno de las apps, el móvil como aparato de convergencia) están propiciando nuevas maneras de relacionarse y comunicarse entre los consumidores y con las marcas. Nos encontramos en un momento en el que la publicidad se ha transformado, cada vez es menos impositiva y forma más parte del contenido o directamente, se convierte en un diálogo, en una relación. Podemos comprar estemos donde estemos y donde queramos gracias al e-commerce, recibir descuentos de las marcas, que pueden hacernos ofertas o lanzarnos mensajes en función de nuestros intereses… realmente la revolución digital ha cambiado espectacularmente la manera de interrelacionarnos con las marcas y a la propia publicidad.
2. RSC. En los últimos años aparece la voluntad muy firme de las marcas de ser mucho más transparentes en sus procesos y de tener un cariz mucho más humano y un rol más activo en la sociedad y sus problemas. Empujados por la porosidad de las redes sociales, la velocidad de la información digital y su capacidad de amplificar escándalos o buenas acciones de las marcas, las marcas se han lanzado a explicar cómo devuelven a la sociedad parte de lo que ella les da.
3. El poder del consumidor: Es una consecuencia de los dos puntos anteriores. Hemos pasado de una era en la que las marcas dictaban al consumidor cómo tenían que comportarse a una visión completamente opuesta: el consumidor exige e impone a las marcas cómo tienen que comportarse. Las marcas responden con brand utilities (haciendo acciones y desarrollando innovaciones para ayudar al consumidor) y una actitud de mucha más escucha, más pendientes de lo que sus consumidores piden y necesitan.
La tecnología ha convertido al consumidor en el epicentro de la comunicación, y lo ha convertido en el nuevo juez de la responsabilidad social de las marcas.
Este nuevo entorno nos exige más que nunca seguir con nuestra misión, que no es otra que seguir creando valor, generando ideas brillantes y soluciones creativas de negocio para seguir apoyando a tantos empresarios que siguen liderando nuevos proyectos de futuro, esté la situación como esté.
Esta nueva etapa requiere de emprendedores, gente de marketing y publicitarios que crean en los tres valores capitales necesarios para construir valor: CREATIVIDAD + HUMANIDAD + TECNOLOGÍA.
Estamos sólo al principio de la nueva era: la era donde el poder está en el consumidor y debemos saber combinar más que nunca estos tres valores capitales.
La Creatividad es y será siempre el principal valor, el motor que nos hace plantearnos las cosas de una forma diferente para conseguir hacer avanzar nuestros negocios.
La Humanidad es la nueva exigencia del consumidor, que sólo confiará en las marcas que actúen socialmente responsables, creando valor para la sociedad.
Y la Tecnología, es el nuevo ingrediente revolucionario que nos permite reinventar la relación con el consumidor y cambiar las cosas en el mínimo tiempo posible.
Estamos en un momento único, sabemos que hay unos elementos principales necesarios para crear valor, y sólo nos falta la valentía necesaria para lanzarnos a iniciar los cambios necesarios para redefinir nuestra forma de trabajar.
Esta nueva forma de trabajar tiene como principal eje la construcción de modelos de colaboración de confianza. Las personas que trabajamos en construir valor, sabemos que los mejores logros se alcanzan cuando conseguimos involucrar en perfecta armonía a todas las partes. Y esta era requiere más que nunca espíritu de colaboración.
Debemos parar, reflexionar y tener claro que la creación de valor depende del talento de las personas.
Apostemos por crear valor en el nuevo mundo. Apostemos por las personas, por los nuevos talentos que lo harán posible. Apostemos por un espíritu de colaboración que nos lleve a seguir celebrando el éxito de lo que hacemos.
(*) José María Rull, presidente de la Asociación Española de Agencias de Comunicación Publicitaria.