Concursos para amiguetes. Los concursos públicos tienen muchas veces una sombra de sospecha por las inclinaciones, más o menos explícitas, de adjudicarlos a los contactos o amiguetes. El que no haya escuchado historias de maletas, maletines, soplos o, incluso, empresas montadas entre los adjudicantes y adjudicados, es que no ha estado mucho en éste sector. Pero pocos casos he visto tan descarados y dirigidos como el concurso de la Xunta de Galicia para promover la lectura. Atención a los requisitos imprescindibles del equipo humano de la agencia que quiera simplemente participar en el concurso: debe contar con “un director creativo con titulación superior en Bellas Artes; un diseñador diplomado en Diseño y Artes Gráficas; y un titulado superior en Publicidad”.
Creatividad con Bellas Artes. Vale lo del titulado en publicidad, e incluso lo del diseñador diplomado, aunque se sepa que en pocas agencias miran los títulos para contratar, sino la experiencia, el book y los trabajos realizados. Pero ¿dónde se ha visto lo del “director creativo con titulación superior en Bellas Artes”?. ¿Cuántas agencias españolas, no digamos de Galicia, cumplen ese requisito? ¿Cuántas agencias piden la titulación de Bellas Artes para contratar un creativo, y menos un director creativo? Se exige, además, “copia compulsada de la titulación académica de todos”, pues ya se sabe que los títulos de Bellas Artes son imprescindibles para ser directores creativos.
Todos en bloque. No se trata de un concursillo pequeño: el presupuesto es de 1.300.000 euros. Cualquiera puede ver en Internet el pliego de condiciones completo de la Consellería de Cultura de la Xunta, manejada por el Bloque Nacionalista Galego, que al parecer debe tener buenos amiguetes entre alguna agencia de publicidad. Quizás, incluso, un titulado en Bellas Artes que llegó a director creativo.
El árbol del medio millón. Hablando de concursos, queda ya algo viejo el tema navideño, pero no quiero dejar de comentar el asombro ante las cifras públicas de los eventos pagados por el ayuntamiento de Madrid, encabezados por un árbol navideño de medio millón de euros plantado en el Retiro, y un espectáculo de media hora de luz y fuegos artificiales en la Cibeles que costó 385.000 euros. Alucino con estos presupuestos, y que fácil es disponer de ellos cuando se trata de dinero público. Y ni siquiera le valen al alcalde Gallardón para ir en las listas de su partido.
Spots políticos. La propuesta de RTVE de romper los insoportables y antidiluvianos espacios electorales cedidos a los partidos para que puedan dedicar el mismo tiempo a anunciarse con spots tradicionales de un minuto o 30 segundos puede ser un soplo de aire fresco en la aburrida publicidad política española. PP y PSOE ya han descubierto la potencia y posibilidades de los vídeos colgados en Youtube, y ahora, quizás, tendrán la oportunidad de lanzar mensajes realmente publicitarios. Junto a los debates, pueden ser las bazas más novedosas de la campaña electoral más larga que recuerdo.
¿El triunfo del absurdo? El gorila tocando la batería esa peculiar campaña de Fallon que llevaba el terreno del absurdo a límites pocas veces alcanzados, ha sido nombrada campaña del año por la revista Campaign. Efectivamente, la notoriedad lograda por el peculiar gorila ha sido espectacular, si bien tengo mis dudas sobre el porcentaje de consumidores que lo relacionan con las barritas de chocolate Dairy Milk, que es de lo que se trata. Quién sabe, quizás sea también un ejemplo de eficacia.
Un desodorante helado. El que demuestra que su eficacia creativa es un gran aval para lograr más negocio es Fernando Vega Olmos, que ha logrado de Unilever la adjudicación de Magnum para todo el mundo. El trabajo realizado con Axe, Rexona e Impulse es una buena demostración. Tratando productos funcionales como el desodorante casi como si fueran de impulso ha convertido a las marcas en referentes creativos. Veremos lo que es capaz de hacer con uno de los más clásicos productos de impulso.
Zara, cada vez más valorada. Aunque no me creo mucho esos ranquines de marcas valoradas, no deja de ser positivo que una marca española como Zara ocupe el puesto 64 de la lista de marcas mundiales de Interbrand de 2007. Eso sí, sigue siendo la única marca española.
Fernando Montañés