Hasta ahora, las marcas y sus campañas de lanzamiento no son para tirar cohetes, incluso en entidades que tenían un buen nivel creativo cuando se anunciaban como cajas de ahorros. En casi todos los casos podían ser perfectamente intercambiables, y la utilización de ideas en torno al concepto nueva banca no resulta excesivamente original. Da la sensación de que se ha perdido la oportunidad de presentar algo realmente diferente, capaz de conectar con unos consumidores que, en su mayoría, están desencantados y desconfían de las entidades financieras. Esas que provocaron la crisis, que exigen y obtienen todas las ayudas públicas necesarias para no quebrar, y que, en algunos casos, siguen ganando millones de euros en pleno 2010, mientras que en otros siguen pidiendo dinero al Estado.
El hotel de los líos. Una peculiar experiencia en el hotel Casa Camper de Barcelona, donde se han rodado seis cortometrajes al tiempo, con otros tantos realizadores, una de ellos procedente del porno. Sea cual sea el resultado, la experimentación y el intento de hacer cosas distintas ha distinguido desde hace mucho a una marca que, sin duda, ha sabido crear una imagen fuerte y atractiva en un sector tan complicado como el calzado. Mucha más tranquila, pero también singular, es la experiencia de Flex, con los 40 días y otras tantas noches de emisión en directo de una pareja viviendo en la cama. Aunque quizás Lennon se hubiese mosqueado al saber que su reivindicación por un mundo en paz se utilizaba para un anuncio de colchones, por mucho que se hable del movimiento slow.
La ruina de las promociones. Que se han multiplicado las promociones desde el comienzo de la crisis es tan evidente que no hacía falta ningún estudio para confirmarlo. Pero que el 80% de las promociones son un fracaso, y en ocasiones hasta una ruina, es más brutal. La consultora Simon-Kucher & Partners afirma, además, que casi la mitad de las empresas no define siquiera los objetivos de sus promociones, y el 80% se basa en simples rebajas de precio, que provocan además un efecto en cadena de los competidores y las marcas de la distribución. Lo peor es que muchos anunciantes y agencias siguen considerando las promociones como algo menor.
El éxito en Internet. El sitio paidContent.org ha publicado la lista de compañías que obtienen más ingresos de Internet, dominadas por las que venden publicidad: Google, Yahoo, Microsoft, IAC, AOL, Facebook. Destacan también las que venden aplicaciones o contenidos, como Apple, Netflix, News Corporation o Amazon. Hay varias empresas de videojuegos, caso de Zinga, Blizzard o Electronics Arts. Apenas hay dos redes sociales entre las 50 primeras: la citada Facebook y Linedink. Más de veinte de las 50 primeras son empresas muy fuertes fuera de Internet: Sony, Disney, NBC, CBS o Time Warner. Pero lo más significativo es que todavía alguna compañía ha logrado subir rapidísimo en poco tiempo, como Groupon. Y que apenas haya medios de comunicación tradicionales, y lejos de los primeros puestos.
El sexismo de Walt-Mart. En plena moda de la RSC, los grandes almacenes norteamericanos se enfrentan no solo a la mayor demanda colectiva de la historia por sexismo, con los millones de dólares que les puede costar, sino a una reacción en cadena, pues ¿cuántas mujeres se pensarán en comprar en Walt-Mart, sabiendo cómo tratan a sus iguales?
Jurados. A punto de llegar la temporada de festivales, no me resisto a llamar la atención sobre el jurado elegido por El Sol para el premio de la prensa, en un sector que en teoría debe cuidar su imagen. Sin comentarios.
Futuro. Tiene toda la razón Eduardo Oejo, no solo las futuras generaciones de periodistas lo llevan crudo, pues los jóvenes publicitarios ya lo pasan así desde hace tiempo. Idiomas, masters, carreras y seminarios solo sirven, en el mejor de los casos, para conseguir unas prácticas sin remuneración o algunos cientos de euros que a lo que más permiten aspirar es a soñar con lograr algún día el estatus de mileurista.