Dudo seriamente de que ahí esté la solución, porque se trata de empresas que han ganado dinero en enormes cantidades cuando las cosas iban bien, y que aceptaron sus licencias de explotación en esas condiciones. Pero el poder que tienen las televisiones es enorme, y lo aprovechan sin dudar para presionar cuando las cosas no van tan bien, y ven que pueden conseguir que el estado (es decir, todos) acabemos garantizando los beneficios de Berlusconi, Martin Sorrell, Cebrián y compañía. Claro que también los periódicos piden ayudas estatales, al igual que el mundo del cine y tantos otros. ¿Terminarán sobreviviendo sólo los subvencionados?
Entre la TDT y el ‘pay per view’. Al cada vez más cercano apagón analógico se une a la polémica sobre la posible aprobación de canales de pago por TDT. Aquí el único que se opone es curiosamente el que tuvo durante años el monopolio de la televisión de pago, Prisa, primero con Canal Plus y luego con Digital Plus, y que incluso consiguió que le cambiasen la licencia del Plus para convertirlo en abierto (Cuatro) cuando le convino. Ni siquiera se ha escuchado oposición por los operadores de televisión por cable (Ono y compañía). Pero, claro, la competencia siempre es mala cuando se está intentando vender la plataforma de pago por satélite.
Peloteo a las marcas. Mientras varias teles hacen la pelota a las marcas con unos anuncios ante los que los espacios promocionales de las propias televisiones parecen grandes premios de Cannes. Está bien intentar transmitir a los consumidores el valor de las marcas y de la propia publicidad, pero si se hace tan cutre y mal posiblemente es mejor dejarlo para otra ocasión.
La Cope frente a Losantos. Parece que por fin se acerca la previsible salida de Losantos y César Vidal de la Cope. Las arremetidas de los últimos días del locutor contra los directivos de la cadena parecen una forma de lograr un despido más inmediato y que ni siquiera espere al final del contrato. Lo que está claro es que Jiménez Losantos ya tiene su futuro asegurado, con las emisoras concedidas por Esperanza Aguirre y posiblemente ampliables a otras comunidades. Por no hablar de su Libertadigital, que esa no se la quita nadie.
Buenas y malas ideas. El Club de Creativos demuestra un año más que hace honor a su nombre con la votación abierta para elegir las mejores y peores ideas de la última década. Sin duda la mejor idea es la puesta en marcha de la propia votación, que ha conseguido convertirse en noticia de innumerables medios de comunicación, llamando así la atención sobre la actividad del CdeC y su Día C. Incluso hay periódicos que hablan de “un estudio”, cuando basta mirar la selección de ideas para ver que se trata de algo más divertido que otra cosa. Y eso que estoy bastante de acuerdo en varias de las seleccionadas, pero muchas otras no dejan de ser graciosas ocurrencias creativas. En cualquier caso, el programa del Día C promete, con la presencia de uno de los autores de la campaña de Obama, o de los creadores de Pocoyó.
Ampliando el plazo. Siguiendo con festivales, un signo evidente del momento es que prácticamente todos van ampliado el plazo de inscripción para ver si aumenta la participación. Pero me temo que no basta con unos días o semanas, como no se amplíe en unos años
