Regreso al futuro. Como el día de la marmota, o el eterno regreso al futuro pasado, el comienzo de curso se presenta con la cantinela conocida de si se está saliendo de la crisis, si pese a todo esto empieza a arrancar… No quiero ser pesimista, pero yo lo veo todo igual o peor, sin ningún síntoma de que mejore casi nada a corto o medio plazo y, por el contrario, con claros signos en multitud de temas que van de mal en peor. Y no estoy hablando de la formación de gobierno, pues ni siquiera las sucesivas y repetitivas elecciones suponen un incentivo para la inversión publicitaria, e incluso podría llegar a ser todo lo contrario. Es lógico: cuando las rebajas y promociones empezaron a hacerse durante todo el año, los periodos de rebajas perdieron la mayor parte de su atractivo.
El fraude programático. Entre los temas recurrentes, aparece la consabida compra programática, ese peculiar invento que se compra lo que no se sabe muy bien qué es con el convencimiento de que los anuncios irán al target efectivo que se busca. Un estudio de ANA y Whiteops calcula un fraude global superior a los 7.000 millones de dólares anuales, que se dice pronto, debido al denominado “tráfico no humano”, una forma de decir que los que teóricamente ven los anuncios y por los que pagan los anunciantes son ordenadores sin nadie delante, o directamente, que es absolutamente inexistente. Otro informe de Sociomantics Labs destaca la falta de transparencia, pues el comprador solo puede ver sus propias pujas y lo que paga por cada impresión, pero no los otros que pujaron ni a qué precios. Y, como se ha señalado, sin garantías de que esas “impresiones” sean hechas por personas reales, y no por máquinas automáticas. Desgraciadamente, no parece que haya una solución fácil, y las cosas van tan rápido que resulta complicado prever que se encuentre.
Mis datos son míos… o no. Una de las sorpresas relativas relacionada con el tema es el anuncio de Telefónica de crear una “cuarta plataforma” para que sus clientes puedan conocer y gestionar los datos que tienen sobre ellos las grandes compañías de internet como Google, Facebook, Whatsapp, Twitter y otras redes sociales. A estas alturas todo el mundo sabe, o debería saber, que estos servicios “gratuitos” lo son a cambio de ceder la privacidad del usuario. Telefónica ha fracasado en sucesivas ocasiones en el intento de crear o comprar sus propias redes sociales, y ahora parece querer presentarse como peculiar aliado de los consumidores. Google ya permite ver todos los datos que dispone de cualquier usuario en “Mi Actividad”. Y en cuanto a explotar económicamente esos datos, para utilizar cualquiera de estos servicios te obligan a cederlos, por lo que difícilmente se podrá exigir nada. Vamos, que lo de Telefónica me suena a esos mensajes que aparecen y se viralizan de vez en cuando por los muros de Facebook asegurando que no se autoriza a Mark Zuckerberg a usar las fotos ni nada de nada de lo que cuelgues ahí. Y, seguramente, las risas que le provocan son tantas como sus millones de dólares.
Hola! USA. Para que no todo sea internet, Hola!, la revista española de mayor éxito en la historia de los medios impresos, lanza su nueva edición en Estados Unidos, que se suma a las 33 que tiene en todo el mundo. Sin duda una excelente buena noticia en esta época de vacas flacas para las revistas y los medios impresos.
Cambios radiofónicos. Los tradicionales grandes cambios en la radio de septiembre se limitan este año al traspaso de José Ramón de la Morena a Onda Cero con El transistor, pues el nombre de El larguero se queda en la Cadena SER. Experimenta también con el adelanto de horario a las 11.30, algo que parece arriesgado con el cada vez más prolongado prime time de las televisiones. Habrá que estar atento a las próximas oleadas del EGM.