El cambio de hora de primavera, cuando los relojes se adelantan una hora, no solo tiene repercusiones en el sueño y el estado de ánimo, sino también en la salud de la piel. Expertos advierten que esta alteración en el ritmo biológico puede provocar ojeras, bolsas, sequedad y pérdida de luminosidad en el rostro. Pero, ¿qué ocurre exactamente en el organismo y cómo se puede mitigar su impacto en la piel?
El principal efecto del cambio horario es la modificación en la producción de ciertas hormonas. Según explica la experta en antiaging y directora de I+D+i de la firma nutricosmética 180 The Concept Gema Cabañero, la exposición a más horas de luz reduce la producción de melatonina, la hormona responsable de regular el sueño, y aumenta la serotonina, que nos mantiene más activos. “Este desajuste puede hacer que nos sintamos más cansados y con menos energía, lo que repercute en el reloj biológico y en la calidad del descanso”, señala.
Este cansancio acumulado puede derivar en estrés, lo que a su vez provoca una mayor producción de cortisol, la hormona relacionada con la respuesta del cuerpo a la ansiedad. “El cortisol inhibe el sistema inmunológico y, cuando permanece elevado durante mucho tiempo, puede afectar a la piel, favoreciendo la aparición de arrugas, sequedad y un tono apagado”, añade Cabañero.
Consecuencias visibles en la piel
Los efectos del cambio horario en la piel pueden ser diversos y dependen de cada persona. La esteticista Silvia Giralt explica que los signos más evidentes son la aparición de bolsas y ojeras debido a la reducción en la circulación sanguínea. “Cuando no descansamos bien, los vasos sanguíneos debajo de los ojos se dilatan y la retención de líquidos se hace más evidente”, afirma.
Otro problema es la interferencia en la regeneración celular. Durante la noche, la piel entra en un proceso de reparación en el que produce colágeno y elastina, fundamentales para mantener su firmeza y elasticidad. “Si el descanso se ve alterado, la piel puede perder su capacidad regenerativa, mostrándose más flácida y con signos de envejecimiento prematuro”, detalla Giralt.
Además, la alteración del ciclo lumínico puede afectar la hidratación cutánea. “Los cambios en la exposición a la luz pueden modificar la retención de humedad en la piel, provocando sequedad y enrojecimiento”, explica la experta. En personas con afecciones dermatológicas, como rosácea o dermatitis, estos síntomas pueden intensificarse.
Consejos para proteger la piel del impacto del cambio horario
Para minimizar los efectos negativos del cambio de hora, los especialistas recomiendan seguir algunas pautas que ayuden a regular el ritmo biológico y cuidar la piel:
- Ajustar la alimentación para mejorar el descanso. La nutricionista Salena Sainz destaca la importancia de incluir en la dieta alimentos ricos en triptófano, un aminoácido esencial en la producción de serotonina y melatonina. Además, es recomendable optar por cenas ligeras que faciliten la digestión. “Platos como una crema de verduras con pescado azul o carnes magras, acompañados de carbohidratos de calidad como patata o boniato asado, pueden ayudar a regular los niveles de energía sin generar inflamación”, añade Sainz.
- Hidratarse y proteger la piel. Beber suficiente agua es clave para evitar la deshidratación de la piel. También es recomendable el uso de cremas con ingredientes como el ácido hialurónico, que ayuda a mantener la humedad cutánea, y antioxidantes como las vitaminas C y E, que protegen contra los efectos del estrés oxidativo. El uso de contornos de ojos específicos para reducir las bolsas y ojeras puede ser de gran ayuda en estos días de transición. “Ingredientes como la cafeína, el extracto de té verde o el ácido hialurónico pueden mejorar la circulación y reducir la hinchazón”, apunta Giralt.
- Mantener una rutina de descanso adecuada. Para favorecer un sueño reparador, los expertos recomiendan adoptar hábitos que faciliten la adaptación al nuevo horario. “Es importante acostarse y levantarse a la misma hora cada día, evitar las pantallas al menos una hora antes de dormir y crear un ambiente relajante en el dormitorio”, sugiere Cabañero. También se pueden incorporar complementos nutricionales que ayuden a regular el ciclo del sueño, como el magnesio y la melatonina. “Suplementos con triptófano, zinc y vitaminas del grupo B pueden contribuir a un mejor descanso y, en consecuencia, a una piel más saludable”, concluye Sainz.
¿Cuánto tiempo tarda la piel en adaptarse?
El tiempo que tarda la piel en recuperarse del cambio horario varía en función de cada persona y de su estilo de vida. En general, los expertos estiman que el cuerpo necesita entre tres y siete días para reajustarse por completo. Durante este periodo, es fundamental mantener una buena alimentación, hidratarse correctamente y seguir una rutina de descanso adecuada para minimizar los efectos negativos sobre la piel.
Con pequeños ajustes en la rutina diaria y el cuidado adecuado, es posible mitigar el impacto del cambio horario y mantener una piel saludable y luminosa.