Conocí a Charlie en mi preludio publicitario hace más de dos décadas, cuando aún iba de la mano de mi amigo Javi “Moto” en la irrepetible y nunca suficientemente valorada agencia The Radical Factory. Mysterio me confesó hace pocos años que pronto descubrió el “gran misterio de la publicidad” por lo que decidió abandonarla y abrazar con sus dos manos a la música. Fortuna la mía, ya que la desierta mano de “Moto” terminó generosamente recogiendo y guiando la mía aliviando mi torpeza, engrandeciendo y dando solidez a mi creatividad gracias a interminables peloteos telefónicos.
Ser conocedor del “gran misterio de la publicidad” que altruistamente me compartió Charlie, ineludiblemente me condujo hacia la música de otro artista único y atípico, Albert Pla, quien junto a Pascal Comelade en el año 2011 creó el mítico disco Somiatruites, publicado por la discográfica BOA Music. Pla y Comelade nos regalaron la canción «Todo es mentira», un tema que habla sobre la inocencia, sobre las verdades que en un momento uno cree a ciegas y que al final descubre como mentiras. La canción es un dramático tango con un aire de fábula cuyo contundente mensaje final no deja lugar a la duda o interpretación:
“Me dijeron que era sí, pero era no. Me dijeron que era no, pero era sí. Me dijeron que era todo, y era nada, que era aquí, pero era allá, que tararí… que tarará…
Me dijeron que era esto, y era aquello. Que era cierto, y era falso. Que era bueno, y era malo. Que era blanco, y era negro. Que era tal, pero era cual. Que era así, pero era asá y que patatín… que patatán…
Todo es mentira… Todo es mentira…
(…)
…me engañaron porque soy un pobre loco que se creía el Rey del Mundo y sólo se engañó a sí mismo. Me engañaron porque soy un pobre iluso, lo merezco, yo también soy un poquito mentiroso. Yo aquí sigo recostado debajo de un olivo, viendo pasar el tiempo y engañándome a mí mismo”.
Pocas cosas hay menos graciosas que ver a un humorista explicando su propio gag. Pocas cosas hay menos eficaces en comunicación que tener que escribir un artículo (como éste) para contar el porqué de una acción.
Acudo a Rodolfo Chikilicuatre (personaje interpretado por el actor David Fernández en el año 2008) y su canción “Baila el Chiki Chiki” gestada bajo la dirección del Terrat, para terminar este artículo ejemplificando con el mayor troleo en la historia del Festival de Eurovisión nuestra trastada para demostrar que hay vida inteligente más allá de los festivales y como asaltamos sin miramientos el ranking más completo de la industria publicitaria en España elaborado por el medio de comunicación El Publicista que audita casi 200 festivales nacionales e internacionales.
Muchos han sido los mensajes de felicitación y enhorabuena recibidos en la agencia raíz del Ranking “Los Mejores del Año”.
A todos nos gusta el almíbar, por supuesto, pero como vemos que no ha quedado claro escribimos estas líneas para explicar que el dinamitar el citado Ranking no dejó de ser una broma, una travesura y, sobre todo, el mejor caso práctico con el que demostrar la eficacia del Método Parnaso que aplicamos a nuestros clientes cada día para alcanzar de la mano la cima del éxito en sus mercados.
Y es que lo verdaderamente importante en esta profesión es escuchar y respetar al cliente, enfrentarse a cada proyecto como si fuera el último, ver en cada página en blanco la oportunidad de hacer tu mejor pieza sin perder jamás el contacto con la realidad y siempre, siempre, con los pies en el suelo. Ese y no otro es el éxito y nuestra piedra angular.
Parece mentira, pero la paradoja es que a día de hoy lo más unconventional es hacer campañas pegadas a la realidad, que huyan del “video arte” y demás hits de un día.
Porque en Parnaso hacemos creatividad para ese mundo verdadero, para esa inmensa mayoría de mortales, para ti y para mí, sin centrarnos en esas burbujas de realidad que tan sólo reflejan modas pasajeras que a la larga no son más que la antesala del olvido.
Y ése es nuestro método, y estamos tan seguros del mismo que nos lo aplicamos… los resultados ya los conoces
Reflexiones:
Los creativos crecemos en nuestra profesión cegados por el brillo de los trofeos, creyéndonos el ombligo de la industria y desdeñando a anunciantes, cuentas y demás players del sector. Esa es la triste verdad.
Los verdaderos triunfadores de los festivales no concedían entrevistas ni salían en las fotos, estaban en la sombra llenándose los bolsillos con sus certámenes a costa de alimentar egos.
Los premios hace años que no tienen valor porque todo vale si pagas su canon, ya sea “trucho” o “lubina”. Lo que pesa es el número de inscripciones porque sólo es un lucrativo negocio.
Tan sólo es una “fiesta”.
Y para demostrarlo, el año pasado decidimos hacer la travesura y “colarnos” asaltando el Ranking “Los Mejores del Año”, dinamitándolo con 204 premios internacionales en los festivales menos “contaminados” y con inscripciones casi simbólicas, desmitificándolos y demostrando que una agencia local pequeña podía re(in)ventarlo…
Estás líneas solo pretenden poner de manifiesto que hay vida inteligente más allá de los festivales y que como cantan Ilegales se puede “llegar a una fiesta sin estar invitado”
Gracias Charlie Mysterio por compartir conmigo “el gran misterio de la publicidad”.
JOSÉ ARRIBAS
DIRECTOR EJECUTIVO Y MÁXIMO RESPONSABLE CREATIVO DE PARNASO