Una posible recesión económica, la guerra entre Rusia y Ucrania y otras preocupaciones asociadas a la inflación y la carestía de la vida están desplazando a segundo plano el cambio climático entre las preocupaciones de los ciudadanos, que además se muestran menos implicados en materia medioambiental trasladando la responsabilidad a gobiernos y empresas.
Así, de acuerdo con el “Barómetro de percepción del cambio climático’, de Ipsos, la inflación y el aumento del coste de vida es, de media, el principal tema de preocupación de la población a nivel internacional con un 62% de media, lo que representa un aumento de 10 puntos respecto al año anterior. La pobreza y la desigualdad (46% de media) y el sistema de salud (42% de media) también siguen en el segundo y tercer lugar, respectivamente. Por su parte, el medio ambiente, con un 40% de media, en cuarta posición, sufre una bajada de 1 punto en nivel de preocupación.
Por tanto, aunque el estudio señala que el medio ambiente sigue siendo una preocupación clave, figurando entre las cinco principales preocupaciones de los habitantes de casi todos los continentes, con excepción de los países de África y Oriente Medio, hay indicios de que esa preocupación está perdiendo fuerza con respecto a otros problemas, como, por ejemplo, el aumento de los precios.
No obstante, cuando tienen que elegir entre el medio ambiente y el crecimiento económico, los individuos siguen dando prioridad al medio ambiente, pero se observa como a medida que pasan los años lo hacen en menor medida. Una señal de que las dificultades económicas están obstaculizando un cambio pro-ambiental.
Escepticismo climático
Aunque la preocupación por el cambio climático sigue siendo alta, preocupa a 7 de cada 10, también se observa como el escepticismo climático ha crecido constantemente en los últimos tres años: cada vez más personas consideran que el cambio climático es algo “natural” y no un efecto vinculado a la actividad humana.
Un 63% de media, considera que el cambio climático de origen humano existe, lo que significa 6 puntos menos que hace tres años, mientras que el porcentaje de personas que sí considera que hay cambio climático, pero donde la humanidad no tiene nada que ver, aumenta en cinco puntos, llegando al 28%.
La población mundial transfiere la responsabilidad del cuidado del planeta a las instituciones públicas y privadas, aunque evolucionan las prácticas de consumo responsable
Cada vez más personas consideran que el cambio climático es algo natural y no un efecto vinculado a la actividad humana
Los individuos cada vez dudan más de tener que actuar para luchar contra el cambio climático, depositando la responsabilidad en los gobiernos y las empresas. Mientras que los datos para los gobiernos y empresas se mantienen prácticamente al mismo nivel en los últimos años, se aprecia como la responsabilidad que deben asumir las personas cae 7 puntos desde 2020 ahora.
Además, aunque, de media, una de cada dos personas a nivel mundial piensa que tienen que cambiar su estilo de vida para reducir su huella medio ambiental, también se ve como esta idea cae en tres puntos respecto a 2019. No obstante, cada vez más gente adopta hábitos y prácticas más sostenibles, este fenómeno es más obvio en relación con el uso del transporte individual: el número de personas que afirman evitar tomar su automóvil al menos ocasionalmente pasó del 49% al 61% entre 2019 y 2022, y aquellos que evitan tomar el avión del 41% al 52%. Otro avance importante se puede ver en relación con el uso de energías renovables para calefacción: del 34% al 44%.
Más productos locales y de cercanía
Menos sorprendentemente son los datos relacionados con que los consumidores parecen más atentos a los productos procedentes de lugares distantes: el 57% afirma evitarlos (+5). Los otros eco-gestos que ya están ampliamente involucrados son los que no tienen el mayor impacto en el cambio climático (clasificación de residuos, evitar el exceso de envases, frutas de temporada). Por otro lado, el consumo de carne, que tiene un gran impacto en el clima, no parece estar disminuyendo, y la agricultura y la tecnología digital también se subestiman como productores de CO2 por parte de la ciudadanía.
En palabras de María Vilar, head of sustainability & ESG de Ipsos en España, “de los datos de este informe nos llevamos varios aprendizajes: el primero, que lo esencial es y será siempre mantener las necesidades básicas cubiertas, por ello no sorprende el aumento en la preocupación por la inflación y el coste de vida de esta edición. El segundo, que el cambio climático y el medioambiente sigue estando entre las mayores preocupaciones de los individuos y que es hoy, más tangible que nunca. El tercero, que crece la percepción entre la ciudadanía de que gobiernos y empresas privadas, por delante de otras entidades, son los que tienen mayor responsabilidad de luchar contra el cambio climático. Los datos, una vez más, evidencian la importancia de que las compañías se posicionen, las estrategias llegan al consumidor, y tomen acción, así lo esperan sus clientes. Además, nos acercan a la idea de que aquellas compañías que ayuden al consumidor a ser más sostenibles sin ponérselo más difícil serán recompensadas. Vemos que los individuos ya han introducido cambios y eco-gestos en sus hábitos, pero no siempre saben cuáles tienen un impacto más positivo en el medioambiente ni siempre les es fácil introducirlos si tienen que sacrificar algo, cualquier ayuda que reciban de las marcas en ese sentido se valorará”.