En la nueva era que se ha abierto para Reino Unido tras la puesta en marcha del Brexit, el Gobierno británico está estudiando la creación de un nuevo marco regulatorio para la gestión de los datos personales de sus ciudadanos.
La nueva regulación, en concreto, retiraría las partes clave del Reglamento General de Protección de Datos (RGPD), en vigor desde 2018, con el objetivo de “reducir la burocracia” y poner fin a las peticiones de consentimiento por el uso de cookies que aparecen ante los usuarios cada vez que entran en una web.
Así lo ha declarado a The Daily Telegraph, Oliver Dowden, secretario de estado de Digital, Cultura, Medios de Comunicación y Deporte, que ha añadido que las propuestas que se lanzarán a consulta el próximo mes perseguirán impulsar la economía digital de Reino Unido y permitir una mayor flexibilidad en el uso de datos personales.
Dowden, que ha descrito su reforma como “el dividendo del dato del Brexit”, ha profundizado en esa flexibilidad, y ha informado que sería “más proporcionado”, ayudaría a reducir los costes asociados al cumplimiento del RGPD por las compañías y posibilitaría “una mayor innovación, que conduciría al crecimiento, a más oportunidades y a más trabajo”.
Asimismo, se pondría fin a una “burocracia innecesaria” y a la aproximación del ‘todo en uno’ del reglamento europeo – que, según Dowden, pone en el mismo nivel a las entidades benéficas, pymes y gigantes tecnológicos-, al mismo tiempo que mantendría las salvaguardias necesarias para proteger la privacidad de los usuarios.
En la práctica, además, se reduciría el número de banners de consentimiento por el uso de cookies que ve un internauta cuando navega entre varias páginas. No obstante, el ministro ha matizado que se estudiará si los usuarios deberán dar su consentimiento “repetidamente” en campos como la investigación científica y los ensayos clínicos.
Acuerdos transfronterizos
Alineado con el objetivo del ejecutivo de Boris Johnson de alcanzar una Bretaña global, el gobierno buscará acuerdos con seis países para la transferencia de datos, entre los que se incluirían Estados Unidos, Australia y Corea del Sur. A largo plazo, se sumarían mercados emergentes como Brasil e India, que ayudarían a facilitar los flujos de datos transfronterizos en temas como la navegación GPS, la investigación científica, la banca online o el retail.
El secretario de estado de cultura ha asegurado al medio británico que no cree que la creación de una nueva norma de privacidad vaya a suponer un nuevo escollo en su relación con la Unión Europea, ya que el grupo de los 27 había firmado acuerdos con otros países para el intercambio de información.
Y negó el riesgo que supondría para la propia privacidad de los usuarios el establecimiento de esta ley, acallando las advertencias lanzadas por los partidarios de la privacidad en internet – quienes temen que los nuevos cambios incentivarían un mayor profiling online y que las compañías tecnológicas y de publicidad amasen grandes cantidades de datos personales.
“Hay una oportunidad para establecer la mejor regulación de datos que proteja la privacidad, lo más ligera posible”, concluye.