ADC (Asociación de Consultoras de Comunicación) presentó este 29 de mayo el nuevo Código Ético ante los medios de comunicación de la mano de Ludi García, presidenta de la Asociación, Pelayo Alonso, co general manager Spain en Edelman y Susana Graupera, directora de asuntos corporativos de Atrevia.
El nuevo Código Ético de ADC (asociación a la que están adheridas 21 agencias hasta la fecha) fue aprobado en la Asamblea general extraordinaria a finales de abril y se suma al Manual de Buenas Prácticas que presentó en 2021 con DIRCOM.
Antes de poner sobre la mesa la importancia de patentar la transparencia e integridad de los empleados, los clientes y las propias agencias, Ludi García contextualizó el universo de las consultoras de comunicación al ofrecer los datos de un estudio de Scopen en 2022 en el que se esclareció que el volumen de facturación del sector era de 455 millones de euros con un crecimiento del 31%.
«Nuestro trabajo es garantizar que la información que se consume en cualquier canal sea cercana a la realidad», expresó García al matizar que es necesario hacer las cosas bien y garantizar que todas las consultoras cumplan con los códigos de ética, transparencia, sostenibilidad y equidad. Ante esto, Ludi García comentó que una consultora de comunicación invierte casi 5.000 euros en la preparación del concurso y que hay ocasiones que los costes no están bien remunerados, no son respetados los proyectos o son copiados.
En este sentido, el nuevo Código Ético de la ADC sustenta que no debe haber más de tres agencias en la preparación de concursos y se debe remunerar las horas. «Este también es un código que viene a luchar contra las malas prácticas entre compañeros que no respetan las reglas del juego». Todo ello sin olvidar que el mundo de la comunicación y las consultorías viven en el período de la desinformación y la IA lo que deriva en la necesidad por dar la batalla a los bulos y las fake news.
Además, este Código Ético también tiene el reto de la empleabilidad. «Queremos ser una profesión sexy y conocida con un respeto por la diversidad, la equidad y la inclusión en la que no se tenga en cuenta la edad. La asociación también ha tenido como objetivo poner en el mapa la profesión y trasladar los valores de compromiso, transparencia, integridad y diversidad», declaró Ludi García, presidenta de ADC.
El valor de los empleados y la calidad del servicio
Este Código Ético se centra en identificar de forma clara las actividades pagadas en contenidos e intervenciones de influencers y terceros, cumplir con el principio de identificación de la publicidad, demostrar transparencia respecto a la propiedad intelectual, tratar de forma justa y honesta a los empleados, así como fomentar su desarrollo, tanto profesional como personal.
En este sentido, el Código Ético de ADC apuesta por trabajar con la fórmula de la flexibilidad y la conciliación, establecer igualdad de oportunidades, desarrollar el talento y potenciar la calidad y excelencia de los servicios prestados. «El último compromiso es la calidad de servicio. Las expectativas tienen que ser reales y alcanzables. Otro reto es garantizar el nivel adecuado de remuneración y que éste se ajuste a los servicios», confesó Pelayo Alonso, co general manager Spain en Edelman y vicepresidente uno de ADC.
El Código Ético apoya que la contratación de profesionales debe ajustarse a los principios de competencia leal y estar sustentados por la confidencialidad. Además, tiene un compromiso por identificar los posibles conflictos de interés y adoptar medidas para evitarlos. También destaca el compromiso de activar mecanismos de escucha.
Cualquier agencia puede adherirse a este Código que en caso de incumplimiento tiene tres niveles de amonestación y la máxima es la expulsión de la asociación y la patronal. «Cualquier agencia que quiera entrar debe comprometerse a cumplir este Código que supone un paso más en nuestra defensa de la profesionalidad, la ética y la calidad en el sector de la comunicación y las relaciones públicas”, concluyó Ludi García, presidenta de ADC.