En dicha obra enunció su famosa teoría de la selección natural, según la cual sólo las especies más preparadas y con mayor capacidad de adaptación son capaces de adaptarse al entorno y sobrevivir.
Ciento cincuenta años después su teoría es absolutamente extrapolable a las empresas y está más vigente que nunca: sólo las compañías que sepan adaptarse a las nuevas reglas del juego y aprendan a evolucionar serán las supervivientes de esta nueva era.
En sus múltiples viajes Darwin observó durante años a los animales. Les propongo que hagamos lo mismo. Se lo resumo en tres historias sobre animales y viajes que nos dejan su pequeña moraleja para esta crisis.
La primera de las historias sucede en África. Un avión se estrella y el único superviviente es un perro. Todavía aturdido, consigue salir del aparato y comienza a caminar hasta que se encuentra perdido en medio de la sabana.
Observa a lo lejos a un león que venía con cara de pocos amigos. Presa del pánico y sabedor de que no tenía nada que hacer ante el rey de la selva, miró a su alrededor y vio unos huesos de hiena. El león cada vez estaba más cerca y había que tomar una decisión rápida si no quería morir. Comenzó a roer uno de los huesos y cuando el león iba a darle un zarpazo exclamó