Pocas horas después de la reunión de la AIMC, el programa deportivo El tirachinas de la COPE difundía los resultados y se atribuía la autoría. ¿Objetivo? Poner al descubierto “la estafa de la audiencia radiofónica” por parte del EGM.
Estos hechos, según la AIMC, “no sólo interfieren gravemente en el desarrollo del EGM, sino que constituyen un ataque frontal al sistema diseñado por el mercado para proveerse de información de audiencia de los medios de comunicación”. En efecto, se trata de un intento de voladura del EGM, que recuerda un poco a la operación llevada a cabo en su día por Ansón con el panel de audimetría de Ecotel. Intolerable.
La reacción de las asociaciones publicitarias, de anunciantes, de medios y de las propias radios comerciales en favor de la AIMC no se han hecho esperar. Cabe preguntarse a quién beneficia este tipo de actuaciones difícilmente asumibles desde un punto de vista profesional. Al sector publicitario no. Seguro que tampoco a los responsables comerciales de la cadena.
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